De cómo amanezco a tu lado podría escribir todo un poema florido. Besándonos toda la noche y todo el corazón. En el silencio Dios y el universo nos invaden dejándonos solos. Tanto amor rugiente, tantas caricias prodigadas hacen una explosión de pasión. Besos tenues en cada uno de mis pezones ahuyentan mi sueño… mi piel abierta para ti feliz y desinhibida… tus dedos exploran mi empapada gruta confirmando tu líquido recóndito antes depositado. Palabras menudas, frases ardorosas que aletean sobre nuestras desnudas anatomías.


El sol no se da prisa en salir ansioso por seguir observando la devota caricia de tus pies a mis pies. Se refugia en nosotros y la niebla se torna luz de luna, se mete como flecha en nuestro corazón y hace una gran fiesta de color. La noche, sintiéndose vencer se obstina, se desgarra. Nos abrazamos en un abrazo humeante, me cuelgo de tu cuello y te posas como último refugio sobre mi piel sosegada, deshecha en los excesos de una voluptuosidad que penetra hasta lo más íntimo de mi carne en inefable goce.

Mientras el sol aguarda por salir
Carolina Gálvez
atc@criticarte.com
Como un niño Carolina Gálvez
Tócame Carolina Gálvez
Enteramente tuya Carolina Gálvez
Sólo quería más de ti Carolina Gálvez
Hasta amanecer Carolina Gálvez
Sangre y Miel Carolina Gálvez
Derrama tu líquido ardiente Carolina Gálvez
Comentarios de Marcelo Racca desde Argentina

Pocos escritores americanos del género de Carolina Gálvez , han merecido mi atención , y ninguno dentro del hispanismo "eróticos" ha despertado tanto interés como la autora de "Hasta el amanecer", y "Sangre y miel ", entre otras, en mi persona y en la de lectores amigos de habla española. Se escribe copiosamente sobre este género...[+]

Publicado el 5 de Enero de 2008
Tus manos fuertes y cariciosas acuden prestas a apagar nuevamente mi incendio, al tiempo que lo atizas con tus besos. Mis piernas abiertas ofreciéndote mi sexo tremendamente hinchado por los embates de tu pasión, se abre como flor en pleno mes de mayo abandonándose a tu deseo. A la dicha grande. Don escogido. Tu maravillosa penetración que apenas en sueños me atreví a imaginar. Tuya mi carne hirviente, tuya mi boca fresca repartida a besos entre tu pecho, tu vientre y dentro de tus nalgas, en tus manos y en tus ojos donde se profundiza el misterio de la vida. Absoluto deliquio cada amanecer… el roce de tus mejillas en mis pezones insurrectos como ofrenda de mi propio ser. ¿Es posible tal temblor gozoso cuando me sometes a tus instintos de pasión? Las estrellas aún temblando de amor, se ocultan integrándonos al sonido del universo. Despierto y te miro a mi costado: el Misterio, a plena luz del día