La obsesión de mi cuerpo por tu carne es inamovible. Deseo con toda mi incoherencia tu exquisita personalidad recia aquí conmigo, con tu mano que besé abarcando mi sexo que provoca mi absoluta locura y mi arrebato por ti. Suplico tus besos delicados que subyugan mi sexualidad, que me hacen desatinar y sentir profundo "como un niño frente a Dios". Me recorro y te imagino... en busca de la caricia prometida... tus dedos me penetran a la distancia y yo, me derrito en un interminable placer convulsivo que motiva mi explosión...

Hazme sentir de nuevo el beso vibrante que me estremece inexorablemente al recordarte en medio de mi orgasmo solitario. Aprisiono tu miembro en mi boca procurando amainar esta sed de siglos por ti y bebo por completo tu universo. Recorro con mi lengua tu carne, tus muslos vivos; mi lengua que contigo es un reptil húmedo arrastrándose tras tus deseos.

Cabálgame, arremete con tu dureza y empapa con tu líquido ardiente mi maravilloso orgasmo desmedido. Derrámate dentro de mí... en mí... sobre mis pechos calcinantes descubiertos para ti, que besas y acaricias mientras deslizo suavemente mi mano por tu cabeza en señal de aprobación. Son tuyos mis temblores, mi piel erizada, mis pezones erectos, mis más recónditas y calladas fantasías, mi agitación al bailar y sentir tu sangre amotinada presionando mi vientre trémulo.

Tendida, abres despacio mis muslos nerviosos, mi sexo expuesto, retador. Mis labios húmedos y dilatados te ansían en pleno fuego implorando sentir el dominio total de tu virilidad, el desgarre interno de la entrepierna. Responder al estímulo inmediato del instinto animal como una hembra en rito de poseerla, subyugada por el embate del macho. Tú posees el dominio total de mi cuerpo, sumisa por completo a ti. Sentir por fin tu penetración, humedeces tu miembro viril entre mis piernas. No hay palabras, sólo sonidos de amor. Me abandono a ti y recibo en mi rostro tu sudor primoroso, el mismo sudor abundante de cuando bailábamos aquella vez. Sentirme prisionera de tu cuerpo y de las sábanas revueltas y empapadas, apretarte más intensamente con los brazos y las manos, las piernas y la boca.

Continúas penetrándome una y otra vez hasta desfallecer con las embestidas de tu pene en mi cuerpo. Después, tu suave tibieza... abrazarme a ti con tu piel adherida a mi cuerpo bien acompañado, con huellas de tus embestidas y todavía con salida de semen por mis entrañas derretidas que vuelve a ayudar para penetrarme nuevamente... una lubricación silenciosa y apasionante.

Derrama tu líquido ardiente
Carolina Gálvez
atc@criticarte.com
Como un niño Carolina Gálvez
Tócame Carolina Gálvez
Enteramente tuya Carolina Gálvez
Mientras el sol aguarda por salir Carolina Gálvez
Sólo quería más de ti Carolina Gálvez
Hasta amanecer Carolina Gálvez
Sangre y Miel Carolina Gálvez
Comentarios de Marcelo Racca desde Argentina

Pocos escritores americanos del género de Carolina Gálvez , han merecido mi atención , y ninguno dentro del hispanismo "eróticos" ha despertado tanto interés como la autora de "Hasta el amanecer", y "Sangre y miel ", entre otras, en mi persona y en la de lectores amigos de habla española. Se escribe copiosamente sobre este género...[+]