Outsider... deconstruyendo el arte desde fuera (4)

Epistemología del arte marginal como práctica visual expresiva

Ramón Almela. Doctor en Artes Visuales

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Las fotografías pertenecen a la exposicion de artistas de la coleccion de NAEMI
(National Art Exhibitions by the Mentally Ill)
El "Outsider Art" engloba la producción de imágenes por parte de personas de palpable desequilibrio mental, y a muchos autodidactas o personajes que se apartan de convenciones sociales. La situación de este arte marginal ha cambiado por influjo de varios elementos distinguibles en la situación posmoderna, y que concurren a su difusión: Uno, se considera el subproducto de una actividad ocupacional, una terapia de arte. Dos, se produce la incorporación de estas expresiones de arte popular a la esfera del "High Art": La postmodernidad cuestiona dos siglos de asunciones acerca de la naturaleza elitista y especial del arte, originando la conclusión del arte marginal como producción desdeñable. Y Tres, este arte "deconstruye" las convenciones.
Mario Mesa. Colección NAEMI
La deconstrucción crítica a la que contribuye el "Outsider Art" genera una reacción de resistencia en las esferas establecidas del arte. La postura crítica de la postmodernidad ha utilizado el concepto de "deconstrucción" acuñado por el filósofo francés Jacques Derrida. Su idea incide en diversas áreas de las humanidades y las ciencias sociales. Este término fue inicialmente empleado para señalar las oposiciones conceptuales en la filosofía occidental, examinando el lenguaje y la lógica filosófica dentro de la literatura, y se ha extendido al uso popular para indicar la destrucción crítica de la tradición y los modos de pensamiento tradicional. La deconstrucción explora la obra de arte individual no como un artefacto auto-suficiente, sino como un producto de relaciones con otros textos, discursos y prácticas visuales exponiendo las inconsistencias, desigualdades o jerarquías, las cuales son expuestas o cubiertas en un texto, en un completo discurso o en un sistema de creencias. Así, esta producción visual de artistas marginales ha ido exponiendo la incongruencia, la restricción ideológica y sujeción del arte elitista abriendo nuevos caminos a la expresión de la emoción y el sentimiento, reivindicando las características esenciales del arte válido.

El "Outsider Art" contribuyó con su influencia al desmantelamiento de supuestos y postulados elitistas del arte, al tiempo que se incorpora de pleno al intercambio teórico y artístico actual. Su acción soterrada ha ido deconstruyendo las asumidas nociones sobre el arte, aunque todavía siga, irónicamente, siendo desdeñado por elementos de la Institución-Arte que más avanzados se asumen. En Londres, con motivo de una reciente exposición, que analizaba la influencia del "Outsider Art" en el arte dominante, originó en los periódicos una ola de críticas descarnadas con exacerbada terminología, evocadoras de las desatinadas críticas al incipiente arte impresionista en París en 1874, o las críticas en New York al arte moderno europeo de 1913. Este desmantelamiento de los valores predominantes del arte, cuando ya tiene el arte contemporáneo asimilado la trasgresión, la fusión de las disciplinas y la reconsideración de la representación, provoca una resistencia a aceptar el arte producido desde una obsesión de representación o necesidad compulsiva, y que no es limitado por normas formales o restricciones estéticas.

El "Outsider Art" origina una reflexión deconstructiva de la situación del arte. Es un proceso de crítica que afecta de manera abierta a los artistas como es el caso de Claes Oldenburg que respondía, cuando se le preguntó sobre su relación con la obra de Jean Dubuffet, artista que en 1940 difundió y trabajó con ese arte, diciendo "...influyó en mí, porque hizo que me preguntara por qué se hace arte y en qué consiste el proceso artístico, en vez de tratar de amoldarme a una tradición y prolongarla". Precisamente, en este pasado mes de Mayo de 2006, la galería Pace-Wildenstein de New York exploraba la obra de Jean Dubuffet entremezclada con la de otro pintor con rasgos cercanos también a las expresiones estilísticas del "Outsider Art", Jean-Michel Basquiat, grafitero autodidacta de origen haitiano que ascendió en los años 80 a una repentina
Roger Sadler. Colección NAEMI
fama desde su existencia vagabunda en las calles de New York. La exposición "Dubuffet/Basquiat: Personal Histories" mostró los temas, iconos y motivos recurrentes en la obra madura de Basquiat que coincide con las soluciones artísticas de la etapa final de Dubuffet en la serie "Théâtres de Mémoires". Precisamente, el retorno a la pintura que se produjo en la década de los Ochenta estuvo en gran parte impulsado por la actitud neo-expresionista alemana, la transvanguardia italiana, el neo-expresionismo norteamericano y el grafitti, en los que abundó la figuración narrativa, el carácter espontáneo y agresivo cercano a lo que se llamó "Bad Painting" que mantenía características cercanas con la producción visual del "Outsider Art".

Sin perseguirlo, y como exponente de una situación de cambio en el arte contemporáneo, el "Outsider Art" ha desvelado el esquema restrictivo del sistema del arte y se ha filtrado en el fluir de la producción artística actual impulsando la reconsideración de la propia función del arte y de la creación en la cultura visual.
Christopher Paul. Colección NAEMI
El valor estético y el "Outsider Art"

Expuesto cómo se fue integrando el "Outsider Art" en el circuito establecido del arte, habría que abordar cómo se establece el valor estético lejos de los criterios tradicionales. La apreciación de las piezas conduce a la pregunta ¿Es toda obra de "Outsider Art" buena por ser una manifestación intuitiva y espontánea? ¿Cómo establecer los parámetros de calidad ahora que se incorpora al intercambio comercial, coleccionista y expositivo del arte actual? Las respuestas no son fáciles, como tampoco lo son para el arte vigente. El pluralismo estilístico extendido en la postmodernidad origina que se carezca de referentes para el juicio, quedando relegada la contemplación crítica, entonces, al ejercicio de la propia intuición y experiencia visual. ¿Es el simple desplegado de trazos de color sobre la hoja con una figuración simbólica de rango infantil garantía de valor estético? ¿Pueden aplicarse las categorías estéticas tradicionales? ¿Garantiza el valor estético el que sea simplemente producto de una mente perturbada?

Dada la relatividad y nihilismo en el panorama del arte actual, en donde los anteriores marcos de juicio desaparecieron sustituidos por un "Todo vale", la incorporación de una producción popular al intercambio comercial obliga a deslindar los elementos de interés lucrativo implicados de las aportaciones creativas desarrolladas. Se precisa, en medio de la creciente aparición de publicaciones, una aproximación crítica al fenómeno que representan estas imágenes. El señalado historiador y crítico de arte, Francisco Calvo Serraller, sostiene, también, refiriéndose a este tipo de obras y artistas que "hace falta más que la accidental adhesión de la actualidad o de nuestra época para certificar la calidad y duración de un artista" ("Descubrir el arte dentro de sí". Babelia. El País, 18-2-2006). La recopilación indiscriminada y valoración a ultranza de todo producto resultante de una actividad visual resulta contraproducente pues genera la impresión de laxitud en el tratamiento y valoración de este arte. Hay que ahondar sobre los valores estético-plásticos, el sentido, el autor y su desarrollo que determinará una estructura jerárquica que sitúe la obra en un contexto histórico-social y conceptual apropiado para reflexionar sobre sus aportaciones.


Al análisis de la obra contribuirán diferentes disciplinas que no deben estar limitadas a las de una que contemple la mera realización artesanal. El problema de la imagen en el sistema social contemporáneo desborda aquellos criterios metodológicos utilizados hasta ahora para la compresión, clasificación y valoración de lo visual. El "Outsider Art", como la extensa propagación de lo visual en la sociedad, impulsa la consideración de la imagen desde otras disciplinas, no limitándose la imagen artística a la producción de un objeto visual producido para su contemplación. Este intersticio donde confluyen la cultura visual, la idea del arte y el impulso iconográfico encaja en la orientación de exploración que sigue la nueva disciplina de los Estudios Visuales que aborda el estudio general de las imágenes de todo tipo considerando la producción e interpretación y su difusión ("Estudios Visuales. La epistemología de la visualidad en la era de la globalización" Editor José Luis Brea.
Ramón Losada. Colección NAEMI
Ediciones Akal, SA. Madrid, 2005. También: "Visual Studies. A Skeptical Introduction". James Elkins. Routledge. London, 2003.)

Esta tendencia de aproximarse a las obras de arte con un sentido más generalizado como producción de una imagen, dentro del amplio discurso de las estrategias de sentido en la producción visual contemporánea se hace más imperiosa cuando se sostiene como afirma Ellen Dissanayake que "El arte es un normal y necesario comportamiento del ser humano como cualquiera otra común y universal ocupación humana" ("Homo Aestheticus: Where art comes from and why". University of Washington Press. Seattle, 1999. Pág. 225). Y el antropólogo Alexander Alland Jr. ("The Artistic Animal". Anchor Books. New York, 1977), indagando en las raíces biológicas del arte, sostiene que hay ciertos fundamentos del arte que son los mismos para los niños y los adultos, para el hombre primitivo y para el hombre moderno, para el asiático y para el americano, ya que las reales raíces del arte se extienden a los ancestros del hombre y es con ellos con los que se debe comenzar la búsqueda del significado del arte. El arte responde a una esencial necesidad por parte del ser humano por expresarse y crear algo especial. Las circunstancias culturales son las que organizan el tratamiento que las producciones artísticas reciben en cada dimensión y sistema social, pero esta tendencia se halla inscrita en la raíz de nuestra construcción biológica, y ha sido medular en la evolución humana: El comportamiento artístico es imperativo e innato a la vida del ser humano, quedando reflejado con el término, acuñado por el filósofo y psicólogo Eduard Spranger, "Homo Aestheticus" ("Formas de Vida. Psicología y ética de la personalidad". Revista de Occidente. Madrid, 1972) que bien podría sustituir al "Homo Sapiens" cuando la ciencia corrobora una clara activación neuronal en el área del córtex prefrontal dorsolateral izquierdo del cerebro estimulada por la percepción de la reproducción de una obra de arte. Esta zona es, precisamente, la que evolucionó desde su antecesor el "Homo Erectus".
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Publicado el 1 de Octubre de 2006