ILUMINACION A CIEGAS.

Ramón Almela; Doctor en Bellas Artes

Pompeya. La mano sobre la piedra
Muñeca de trapo con cuna
Véronique y el pato
Una oportuna exposición se aúna a la actitud que comentábamos la semana pasada sobre impulsar a la gente a ver. Un conjunto de actividades en torno al arte y a la ceguera se llevan a cabo en estos días. Exposiciones, Talleres, Teatro, Película, y varias mesas redondas en la U. Iberoamericana el 10 de Marzo. En la Casa de Cultura (5 Oriente 5) podemos contemplar hasta el 15 de Marzo la obra de fotografía de un artista ciego; "El Espejo de los Sueños" que recopila un gran número de fotografías de Evgen Bavcar, sorprendentes y aleccionadoras al mismo tiempo. En otra sala podemos experimentar a ciegas las obras escultóricas de Elvia de la Barquera. "Tocar el Arte: OTRA VISION" se muestra en una pequeña sala con el ambiente oscuro. No podemos sino decir que intuimos la obra bajo la escasa iluminación y que nos invita a tocarla para comprenderla. Los invidentes podrán de este modo llegar a captar la obra.

La unión de los conceptos de fotografía y ceguera nos deja perplejos; provocan el asombro y el cuestionamiento: ¿Cómo?. Pero más allá de la ejecución física está la labor mental que es la que dirige el arte. Y como Evgen Bavcar afirma "Los fotógrafos tradicionales son los que están un poco ciegos a causa del continuo bombardeo de imágenes que reciben constantemente. Es el mundo el que está ciego. Hay imágenes de más, una especie de polución. Nadie puede ver nada. Es preciso atravesarlas para hallar las verdaderas imágenes."

Creo que los que compartimos la creación entendemos todo esto muy bien. Estamos atiborrados de imágenes y cuando nos envolvemos en nuestras piezas plásticas deseamos atravesar la frontera de lo significativo superficial; nos esforzamos en lo concreto (abstracto). La realidad nos aprisona en su iconografía y hemos de huir de lo facilmente asible para encontrar lo que intuimos. En el mismo deseo por la imagen se encuentra la potenciación de la imaginación interior y la inclinación por la búsqueda de la verdadera esencia. Evgen Bavcar nos alumbra el camino siendo un invidente. ¿Quien diría que un ciego guíe a los videntes?, pero en la dimensión de nuestro interior, de realidad invisible, ellos llevan la ventaja. "Desear la imagen", nos explica Bavcar, es anticipar su memoria e "imaginar" es reelaborar la memoria de una imagen anterior.

Bavcar , yugoslavo, quedó tuerto de pequeño al hincarse una rama en el ojo mientras corría en el bosque. A los once años, manipulando un dispositivo -que resultó ser una mina- recibió el impacto de la explosión, lo que le ocasionaría la pérdida de la visión del otro ojo a los seis meses; meses en los que atesoró con fruición imágenes en su memoria. Nada le impidió licenciarse en Filosofía e Historia y Doctorarse en Estética por la Universidad de París. Ya desde los 16 años se adentró en la fotografía y desde entonces continuó fotografiando. Depende de otros para hacer sus fotos. Necesita que le describan el paisaje o escena que tenga delante, guiándose a través del sonido e instinto cuando lleva la cámara a la altura de su boca. Cada foto ha de tenerla perfectamente ordenada en su cabeza antes de disparar; el autofoco puede hacer el resto. Y para elegir el negativo tiene que controlar la mirada física de aquellos que le sirven como mediadores entre la tira de negativos y su realidad interior.

La primera impresión que nos resulta al abordar su obra es la de que contemplamos retazos oníricos. El espectáculo de imágenes en blanco y negro encoge y sobrecoge como pocas muestras. Parece llevarnos de la mano a un reino de sombras y luces. Sí, sombras. Aquí prepondera la oscuridad. El destello de luz resalta intensamente ciertas partes. Son paisajes y conjunto de objetos que nos hace alcanzar los recuerdos de Bacvar. No fecha sus obras. Son imágenes de siempre en su interior y las actualiza el espectador al contemplarlas.

La imagen de la mujer es originado desde su primera fotografía marcada por el sentimiento de robar y fijar en una película algo que no le pertenecía; era la niña que más le gustaba. En la muestra contemplamos desnudos de mujer innacesibles y misteriosas donde manos anónimas palpan su cuerpo, desnudos de mujer en donde rastros de luz mágica acarician eróticamente, desnudos de mujer como espectros de vivencias?Lo que Merleauy-Ponty se refería al afirmar: "Un cuerpo humano está aquí cuando entre vidente y visible, entre quien toca y lo tocado,cuando se alumbra la chispa entre el que siente y lo sensible". La luz le permite transferir la imaginación.

"El tacto es la lógica de la vista" nos dice Bacvar y a sus imágenes se refiere como "vistas táctiles". El tacto abre una enorme dimensión en el sentir. Palpar es nuestro vínculo real y físico. Es el puente entre nuestra percepción háptica y el objeto que miramos. A través de ese tacto nos percibimos como ser; es el "sí mismo" de Merlauy-Ponty que "se ve viendo, se toca tocando, es visible y sensible para si mismo". Lo que nuestros deseos corporales impulsan con aprehender el cuerpo del amado, nos impulsa a conocer la obra de escultura que nos atrae. Los museos siempre han impedido acceder a las esculturas tocándolas. Con la exposición "Tocar el arte: Otra visión" se revierte el sentido de la percepción de las mismas. Para conocerlas y distinguirlas tienes que tocarlas, lo cual empuja nuestro sentido del tacto, sensibilizándolo. La exposición de Elvia de la Barquera integra diez obras realizadas en madera, barro, fibra de vidrio y roca, materiales que recorremos con los dedos y comprobamos su textura, en incluso su sonido para adueñarnos de su imagen.

Estas exposiciones nos enfrentan a nuestros sentidos y, así mismo a la perdida de ellos. Vivimos dando por supuesto la posesión de ellos. Pero, también, nos hace reflexionar acerca de la realidad que el arte representa. Un fotógrafo ciego, una escultora que presenta su obra a obscuras, y las fotografías de la muestra "Lo que no vemos" en la Galería de Arte Contemporáneo y Diseño nos cuestiona a fondo cuál es la realidad que observamos y qué es realizar una imagen.


Ramón Almela
Doctor en Bellas Artes
Febrero del 2000
Desnudo con manos
Puerta con golondrinas
Desnudo