¿Por qué intervernir en Angelópolis

Maestro César Gordillo. Abril 2005

En color gris el trozo de texto eliminado por parte del Centro Comercial Angelópolis para ser colocado en la exposición de estudiantes de la UDLA de Artes Plásticas
Si algún espacio podría definirse como característico de la vida urbana contemporánea éste es el "centro comercial" o "mall", un espacio que, a costa de romper los sistemas de relación interpersonal (característicos de las plazas y los centros de barrio de las antiguas ciudades) en pro de la "seguridad", construye un modelo de convivencia mercantilizada que se acerca más a la idea de un parque temático que al de un sitio de encuentro y de relación humana.

Marc Auge ha definido a éstos tipos de espacios (entre los cuales incluye a los malls y a las terminales aereas) como los "no lugares", y los caracteriza como "un espacio que no puede definirse como espacio de identidad, ni como espacio de relación, ni como espacio de tradición", en tanto en ellos se rompen todos los vínculos sociales e interpersonales tradicionales de los espacios públicos urbanos.

Sin embargo, la esperanza de una seguridad a toda prueba, de una interacción socio-económica delimitada y controlada, y de una oferta de opciones "ilimitada" para el consumo ha convertido a los "malls" en polos de atracción urbana indiscutibles que, paradójicamente, para quien los usa y los visita con frecuencia no representan en realidad significación territorial, de identidad o de tradición, es decir, no significan nada.

Deambular por un mall implica un recorrer sin rumbo en un circuito de "ires y venires" de consumidores agrupados (mas no comunicados), pero radicalmente individualizados y expuestos al espectáculo de una "actualidad" que se nos escapa de todo mecanismo de percepción e interpretación. Un ir y venir en un recorrido sin rumbo preciso que nos obliga a enfrentar una forma de soledad caracterizada por una especie de "navegación" individualizada y des-personalizada, en que el otro es ajeno y el yo es constantemente inducido; una forma de ilusión donde la "libertad" es una sensación aparente en tanto las opiniones y las "elecciones"son constantemente manipuladas y mediatizadas.

Sin embargo, éstos son los espacios característicos del modo de vida contemporáneo, y por lo tanto, espacios donde los nuevos modos de vida se desenvuelven con todas sus posibilidades y sus contradicciones.

Por eso
, intervenir artísticamente en un espacio público como Angelópolis implica un reto para cualquier artista, en tanto, las posibilidades de captar la atención, es decir, la posibilidad de romper la dinámica de circulación casi mecánica de la multitud implica un reto sugestivo, riesgoso y por lo tanto, divertido.

Amparado por el contexto "sacralizado" de un museo el artista tiene la ventaja de saber que todo aquel que entre al "recinto sagrado del arte" sabrá que aquello que en él se exhibe pretende ser artístico, sin embargo, insertos en el contexto de un mall (donde muchas veces ni la presencia de un amigo nos llama la atención) implica un alto riesgo de pasar desapercibido o ignorado.

Este es el reto que afrontarán a partir del próximo 14 de abril los alumnos de la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad de las Américas, un reto que constituye realmente la esencia de la producción de todo artista contemporaneo: romper las dinámicas cotidianas de percepción y traspasar el nivel de el extrañamiento y la sorpresa hacia niveles de reflexión que permitan crear nuevos imaginarios culturales que hablen de nuevas formas de percibir el mundo.

Desde la tradición (a través de la ejecución de un tapete de aserrín policromado) hasta las expresiones artísticas de mayor contemporaneidad (como la instalación y el arte objeto) participarán de una acción simultanea que pretende académicamente involucrar el trabajo cotidiano de la escuela con la realidad del espacio público, y que plantea, en última instancia, la posibilidad de "entrometer" las expresiones artísticas en la vida cotidiana a partir de su participación en la vida de los espacios públicos que habitamos, así, intervenir artísticamente en Angelópolis se convierte en la posibilidad de transformar un "no lugar" en un "lugar" de significación artística, donde el juego y la fiesta sean mecanismos esenciales de comunicación y convivencia.