Periodismo cultural en Puebla... o la razón en cuadratines Joquín Ríos Martínez. (cuestionarte@hotmail.com) Escuche Radio AM 1280 en Puebla, sábados de 3-4 de la tarde. |
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Joaquín Rios KINO "Lector en soledad" serie: Sintaxis Urbana
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En el único espacio donde pueden hacerse cavilaciones sesudas, por supuesto la cantina, un entrañable amigo y colega me decía que el periodismo cultural en Puebla se ha manifestado y hecho presente desde hace unos 10 años con persistencia en las páginas o suplementos, en la radio o algunas revistas, aún y los cambios de estafeta. Y entre rones y cervezas recordamos que pocas veces en la corta historia de las secretarías de cultura se había increpado tanto a un funcionario (o disfuncionario), y la dependencia a su cargo había estado en voz de todos no precisamente por sus aportaciones. El sexenio pasado, éste y muy poco en el del maestro Héctor Azar, los reporteros estuvimos atentos a las actividades aldeanas o profesionales, a las trascendentes y a las propuestas burocráticas. Dejamos constancia escrita de los cuestionamientos en la transparencia para la aplicación de los escasos recursos al ámbito; de la fuga de capitales en alguna negada entrega de becas; por las desapariciones de obra de arte, sacra o no. Así como del temerario juego de los recursos que se dieron para reconstruir o apuntalar las iglesias dañadas por los sismos. Y muchos temas afines. Interminables declaraciones El periodismo cultural se ha inclinado por sus editores o jefes de información a las declaraciones y ruedas de prensa y poco, muy poco, al permiso de la opinión, a la entrevista o reportaje. Igual en la prensa escrita que en la radio se exploran poco los géneros. Algún lector creerá en las cifras alegres de miles de consumidores de eventos y en su propósito, pero nadie se pregunta si salieron satisfechos, si ese contacto cultural les sirvió de algo, si se sensibilizaron ante un proyecto desconocido o si alguien les explicó lo que necesitaban saber para completar su experiencia. Es el reportero, quien está permanentemente atento a las actividades, quien mejor podría ofrecer una opinión. Crear a la par de informar un público más crítico consigo mismo, que exija calidad y al tiempo reciba orientación. Las actividades artísticas y culturales cada vez son más demandadas por el lector normal de periódicos o revistas. Y aunque el arte no sirviera para nada y no tenga arraigo, su presencia reforma y a la vez revoluciona procesos críticos, juiciosos y sensibles del ser humano. Educa. El Estado jamás nos preguntará lo que queremos ver, escuchar o aprender y sí nos impone lo que cree debemos consumir, y como resistencia podemos ejercer una auténtica presión y ésta es la de criticarlos libremente y construir un puente con el espectador. El periodismo cultural tiene enfrente una gran responsabilidad. Para afrontarla debemos estar actualizados y preparados. Es el lector quien sostiene económicamente las páginas culturales o los suplementos y quiere leer opiniones, puntos de vista, críticas o reseñas que le ayuden a forjar un criterio cuando no lo hay. Nuestra labor también es la de formar nuevos públicos. Podría parecer obvio pero no lo es. Aproximadamente según una encuesta periodística- un 60 por ciento de los presentes en muy diversos eventos están por sólo acompañar a alguien o por la deliberada y abierta manipulación comercial. La cual ha perdido su carácter subliminal y es tan mala que el consumidor la detecta. La censura, la línea y el editorial Los burócratas en materia de comunicación son tan ingenuos que avalan el decir: "ya no existe la censura, la línea o auto represión". En mucho, estas regulaciones no son de fondo y sí impuestas por la estrategia publicitaria, ya que los patrocinadores no quieren sus ratings agredidos por la Verdadera Verdá. La de allá afuera, a cualquier hora o por todos los canales. No pongamos la razón en cuadratines. En el épico desayuno de aquél día los signos, las señas, los silencios y los embrollos le pusieron el primer palomazo al habitante de la lista negra cultural ¿Acaso El Comité, La censura y La intolerancia se acercan a nuestras queridas páginas? Cerremos filas ante ello. Otro ejemplo de censura igual de terrible pero con nuestros pastores cinematográficos, es el de la imposición de la clasificación "C" a la película del maestro Guillermo del Toro: El laberinto del Fauno. ¿Qué querían esconder a los niños y adolescentes con esta etiqueta para adultos? La Guerra civil española existió. La negación, acoso y asesinatos al pueblo levantado en armas existió. El abuso del poder y el no autentificar socialmente a la guerrilla, ahí estuvo. ¿Acaso los menores identificarían lo que pasa en nuestro país con imágenes de los años cincuenta en alguna pinche comunidad alejada del cielo, en la Madre patria? ¿O esos niños y niñas concluirían que la cuarta dimensión existe paralela a la nuestra y es allí donde se encuentran los laberintos, los Faunos, las Hadas y Hechiceros, y muchas de las respuestas que nos deben las encontraríamos? Encuentros cercanos ¿de qué tipo? Esperamos que los asistentes al Encuentro de Arte Contemporáneo expuesto en la Galería del Barrio del Alto no se dejen engañar con el viejo truco del gato por liebre, del arte estancado y los jurados complacientes. Lo de hoy no es crear conceptos sino expulsar copias. ¡Qué mundo Dios mío, 20 millones a los premios "Óye", 4 millones al Festival Internacional Puebla! |
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Publicado el 29 de Octubre de 2006 | |||||||||