Joquín Ríos Martínez. (cuestionarte@hotmail.com) Escuche Radio AM 1280 en Puebla, sábados de 3-4 de la tarde. |
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Advertencia
En orden a mantener la expresión de sorna de la charla desenfadada en la crítica callejera, el editor se abstiene de corregir el texto, quedando la disposición editorial, gramatical y sintaxis de plena responsabilidad del autor. |
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Dr. Ramón Almela
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Una de las exposiciones más provocativas que he visto en los últimos tiempos en Puebla, es la del creador chileno y avecindado en Puebla, Carlos Arias. Soporte y Figura constituye una trasgresión a los parámetros de exposición y montaje, precisamente en su soporte y en la expresión ambivalente que demuestra. Para Arias, "lo artístico opera desde sus propios procesos constructivos, simbólicos y de significación. En su obra dice la presentación- pueden apreciarse la identidad, la sexualidad, cuerpo y rostro, conceptos que se tensan desde la figuración hasta la anulación misma de la forma. A partir de estas gradaciones de la imagen y la forma, podemos tratar la expresión de la sexualidad humana, más allá de sus imágenes antropomorfas, de sus fantasmas y sueños". Este soporte intelectual al que Carlos nos enfrenta está totalmente justificado en el material que nos presenta la obra, y que lo sitúa dentro de lo que se ha dado en llamar, de forma generalizada, en el mundo: arte emergente. Un concepto que muestra, dentro del arte, la realidad virtual, con su carga de individualidad y permanencia en la soledad. Una carga personal de alta dosis de sexualidad, y del erotismo que en este momento se asume como una integración de la individualidad al momento que se vive, sensual y politizado. |
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Carlos Arias. Bordado sobre tela
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La obra La exposición muestra una serie de bordados sobre tela de tamaño natural, una serie de máscaras con la intención, más de formar instalaciones ligadas unas a otras, que buscan cuestionar al observador, e invitarle a la introspección; que una mera colección de rostros inamovibles (que de todos modos, por si solas tendrían su propio espacio simbólico). También encontramos un par de artesanías que Arias rescata de la etiqueta social para trasladarlas a la sala de exposiciones y reivindicar su papel en la historia del arte. Sin embargo el peso de la muestra está cargado hacia el cuerpo y su figura, hacia la sexualidad y el deseo. En Soporte y Figura encontramos la comunicación pronta y transparente, una obra eficiente y cuando se habla de ello, dice Ernst Fisher, "no queremos referirnos únicamente a las estructuras materiales que consideramos hoy eficientes sino también a toda la inmensa diversidad de objetos mágicos que representaban para el hombre primitivo la forma más elevada de eficacia." La trayectoria Carlos Arias es chileno de nacimiento y vecino de Puebla desde hace años, es docente de la Universidad de las Amerizas Puebla y pertenece al Sistema Nacional de Creadores. El año pasado, en 2005, su obra fue seleccionada para participar en la muestra internacional ECO, realizada en el Centro de Arte Reina Sofía, dentro de la feria ARCO ´05. El diálogo interno La obra mantiene la trasgresión, vive una constante que transita del plano a la volumetría y del espacio escultórico al soporte pictórico tradicional. Los cuerpos de Arias están bordados, pintados, brocados, intervenidos, superpuestos, definidos o insinuados, pero siempre abiertos a la recepción, a la bienvenida sensorial, deseosa y sin tabúes. Soporte y Figura es trasgresora en el sentido de choque que encuentra con la falsa moral al definir el deseo y el encuentro carnal como pecaminoso. Las obras confrontan las necesidades de expresión corporal de muchos, que silencian bajo el manto de la religión su apetencia. La apuesta es aventurada y sin embargo la calidad y sutileza de la presentación, habla de frente al espectador sin agredirlo. Nos envuelve afortunadamente en un diálogo interno que nos presenta varias vertientes: la consolidación de la identidad sexual, la indefinición, la trasgresión social, la ambigüedad y el complicado experimento de la libertad. La obra trasciende por si misma por su lectura, pero indiscutiblemente por su textura. Una obra apegada a una tradición cultural como lo es el bordado, pero no por ello banal. Una materialización que invita a explorar más allá de lo estético como sensación. Al ser humano como privilegio sensual. |
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Publicado el 27 de Agosto de 2006 | ||||||||||||||