Fotografía y miradas opuestas;

Rosa Borrás y Mónica Muñoz

Ramón Almela. Doctor en Artes Visuales

Rosa Borrás "s/t" fotografía serie Simulacro frutal

La fotografía, inventada en 1839, era empleada en ficheros policiales, reportes de guerra, reconocimiento militar, pornografía, documentación enciclopédica, imágenes de familia, tarjetas postales…etc., pero fue hasta 1960 que se incorporó y reconoció entre la actividad de las artes plásticas, y contemplada en las instituciones artísticas como objeto apreciado del mercado del arte. Quizás el estatuto adquirido como obra de valor estético, definidas sus diferencias con la pintura y la escultura, le restó el protagonismo que hoy adquiere al ser uno de los elementos vitales del

discurso contemporáneo de la imagen, con la potencialidad de cambiar las estrategias del ser de la imagen. Su presencia en la actualidad, además de su despliegue autónomo, es básica entre las distintas disciplinas funcionando como auxiliar o compartiendo la realización desde la esencia de su construcción.

El artista en general recurre a la fotografía en su discurso, sin identificarse como fotógrafo cuando el propio fotógrafo, el especialista en la manipulación de la imagen desde los fundamentos mecánicos del dispositivo fotográfico y de la impresión, no suele optar por el uso de otros medios plásticos.

La fotografía es en esencia una imagen fijada creada por la luz. La física de la luz plantea la relación entre una cosa en el mundo y las degradaciones tonales correspondientes en el negativo fotográfico o impreso. La fotografía en sí, no es preciso que sea un objeto reproducido múltiplemente, no tiene que estar transferida a papel, no tiene que estar en una superficie bidimensional, no tiene por qué
Mónica Muñoz "Nooesfera I" Aguatinta sobre lámina de cobre
ser realizada con una cámara y, a fin de cuentas, no tiene por qué ser fijada permanentemente. Y por otro lado, al implicarse la fotografía en la semiótica de una más amplia tradición visual se atribuye las propiedades de icono y de símbolo abarcando un amplio campo de referencias que impulsa un debate sin fin.
Rosa Borrás "s/t" fotografías serie "Simulacro frutal "

El ámbito de la fotografía comprende desde el propio acto fotográfico, la acción u objeto representado y sus relaciones, hasta el bagaje del acto receptivo de la imagen. Es por esto que los conceptos de paradoja y paroxismo (exaltación extrema de los afectos y pasiones individuales y colectivas) aparecen en la reflexión de la idea de la fotografía. Paradoja, pues lo que se presenta no es lo que se revela, y paroxismo, pues el pensamiento fotográfico se sitúa en una posición

Rosa Borrás "s/t" fotografías serie "Simulacro frutal "
penúltima antes del límite extremo donde más allá nada más puede ser dicho, o cuestiona la frontera entre dos polos opuestos de realidades: creencia y escepticismo, comunicación e incomunicación, amor y odio, lujuria y dolor, paz y guerra. La imagen fotográfica establece una forma de diálogo donde la paradoja y la realidad extrema se hacen elementos de su lenguaje. Este sistema de contraposiciones toma dos formas enfrentadas en la expresión de algunos artistas: unas veces como simulacro y seducción, y otras a través de la exageración o lo monumental.
Mónica Muñoz "Nooesfera IV" Aguatinta sobre lámina de cobre
Mónica Muñoz "Nooesfera III" Aguatinta sobre lámina de cobre

Dos recientes muestras resultan ejemplos de lo mencionado: Rosa Borrás con “Simulacro” y Mónica Muñoz con “Urbanitas” con características opuestas entre una vitalidad interiorizadora y un dinamismo extrínseco. Una realidad íntima frente a la expansión dominante monumental, una aproximación corporal contra el alejamiento espacial en el terreno, una afirmación en lo individual opuesta al afianzamiento colectivo. En realidad, una actitud de mirada femenina contrapuesta a la mirada masculina.

Rosa Borrás Instalación "Simulacro"
extendida a la librería Profética
Rosa Borrás Instalación "Simulacro"

Rosa Borrás (picasaweb.google.com/rosaborras) presentó en  “Profética, Casa de la Lectura” la muestra “Simulacro” que fue iniciada con una improvisación interdisciplinaria de música, plástica y poesía con el ensamble musical “Sciolto” proporcionando al visitante una inmersión entre los libros y el espectáculo musical.  Rosa Borras procede de estudios de diseño y de pintura en universidades nacionales y de USA, y despliega un discurso artístico centrado en el mundo de emociones y visión personal alejada de crear una obra material comerciable dilatándose en una

Rosa Borrás "s/t" serie "Simulacro frutal "
Rosa Borrás Instalación "Simulacro"
riqueza multidisciplinar que convoca al espectador continuamente por medios electrónicos, intervenciones, obra en su estudio y exposiciones transmitiendo desde su actividad ideas de renovación, crítica, y profundidad humana como en esta muestra, donde las imágenes patentizan la paradoja y el paroxismo como conceptos de la actividad fotográfica. Las obras demandan en el visitante su bagaje de conocimiento genital-erótico para interpretar la obra planteando la esencia de la percepción de la realidad como proyección de las ideas del individuo; creamos la realidad con nuestra mirada, y ésta nos lleva al límite extremo de la credibilidad.
Rosa Borrás "s/t" fotografías serie "Simulacro frutal "

Estas fotografías aparentan ser lo que previamente se anticipa que no son pero que, en otro contexto simularía lo que se presenta. El recurso fotográfico “close-up” es efectivo en su acercamiento objetual produciendo apariencias. Es la dicotomía entre “aparecer” y “ser” que el acto fotográfico funde en estas imágenes de simulacro y seducción. La toma fotográfica de frutas o vegetales cortados o completos como higo, ciruela, melón, fresa, pimiento, alcachofa y ajo sugieren partes anatómicas del cuerpo femenino conciliando el placer del alimento con el placer erótico. Más allá del placer de lo culinario, la manifestación visual de las frutas y verduras remiten a las formas del cuerpo, sin ser necesariamente afrodisíacas. La recepción de la imagen convoca los sentidos del tacto y del gusto aliados con el de la vista: el sexo entrelazado con lo comestible desde que lo gustativo se involucra.

Rosa Borrás "s/t" fotografías serie "Simulacro frutal "

Esta mirada que la obra de Rosa reclama se despliega con la imaginación del espectador en la forma mítica de Eros. Esta actividad mental, fijación en el objeto erótico, desdeñado como lujuria se sobrecarga de erotismo en la intimidad, intensa emoción que distingue al hombre del animal y marca la vivencia de la sexualidad humana: el erotismo como afirmación vital contrapuesta a la realidad de la muerte, Tánatos. La propuesta de Rosa se reafirma en la belleza de los genitales femeninos y el sentimiento placentero del cuerpo adentrándose en la corporalidad posmoderna afirmada en lo individual y en la imagen como evocación de ideas de ofrenda, disposición genital femenina, erotismo como conjugación de la frescura y espontaneidad de lo natural con la interioridad seductiva de lo femenino.

Rosa Borrás "s/t" fotografías serie "Simulacro frutal "

A pesar de todo, el escenario de esta muestra resultó, por intento de intimidad y delicadeza sedosa con telas desplegadas rodeando el lugar y tamizando la luz, un ensayo de instalación al tiempo que una muestra fotográfica por la que se restaba concreción plástica, convirtiéndose en espacio de fondo para las imágenes que requerirían mayor dimensión para una mejor apreciación visual.

Mónica Muñoz Instalación"Urbanitas" en Museo Taller Erasto Cortés

Desentrañada la epistemología creativa de Rosa Borrás en la que imperan la intimidad y femineidad, dominadas bajo la seducción y el simulacro, advierto que Mónica Muñoz en su exposición “Urbanitas” en el MUTEC (Museo Taller Erasto Cortés) se encauza en su expresión por el sentido opuesto: Imponencia, obscuridad, abarcando el espacio de presentación con un tono preponderante masculino en su elección temática de amplitud del terreno urbano y agrícola sobre el que desarrolla su propuesta teórica desplegada desde el ser humano y su huella en los conceptos de naturaleza, edificios, comunidad y ciudad.

Mónica Muñoz Instalación"Urbanitas" en MUTEC con performance inaugural

Mónica, con una maestría en Artes Plásticas y un destacado currículo expositivo y de premios, está comprometida en los medios expresivos de investigación con la disciplina del grabado, sobre todo con la expansión de la impresión de gran formato, con el que en esta exposición realiza un paso más en el alcance de sus objetivos al envolverse en la creación ambital de una instalación con las imágenes xilográficas organizadas desde la repetición de moldes.


En su discurso plástico articula un diálogo entre la fotografía y el grabado: La reproducción de una imagen captada por un mecanismo óptico, interpretada y transferida sobre la plancha e impresa con la tinta sobre papel. En la textura de las vetas de la madera se despliega el engranaje visual de la imagen. La génesis de la obra radica en la toma de la imagen, su selección, para después intervenir y manipularla encontrando el ajuste entre la idea sustentada por su inquietud teórica y la estrategia plástica.

Desde este sentido, la obra gráfica de la muestra de Mónica Muñoz se sitúa dentro de la opción de los criterios estéticos fotográficos: la elección de la toma aérea visualizando el espacio que abarca una amplia zona de terreno de la ciudad, la mancha urbana o agrícola, o los edificios desde un enfoque
elevado, señalando la aglomeración colectiva humana. Aquí es donde se convocan las características de paradoja y paroxismo de la fotografía, intensificadas en la conjugación gráfica de la propuesta de Mónica. Se inserta teóricamente como paradoja por la presentación creada a
partir de la situación en esquina de las 25 grandes piezas que abarcan dos muros que conduce a loque no es; evoca un estampado de diseño descomunal, y sin embargo son reproducciones repetidas de la imagen satelital de una ciudad. Y se identifica como paroxismo al señalar la experiencia individual extrema en la vivencia de la ciudad, el fenómeno experiencial de la presión que la vivencia colectiva ejerce en el individuo.

Mónica desarrolla con la imagen una reflexión de nuestra situación actual como seres humanos empujados a la convivencia aglomerada en centros urbanos alejados de lo natural, atraídos por los adelantos y ventajas que proporciona la sociedad industrial en detrimento de las demandas de la esencia del individuo. El problema con su indagación en los medios del grabado es que aún permanece subyugado a otras disciplinas, aunque esto revela uno de los condicionamientos de la disciplina del grabado y sus retos en la actualidad contemporánea de las artes y que debiera afirmarse con lo que podría llamarse “grabado-grabado”: el impulso creativo de la actividad de grabado desplegado dentro de las coordenadas, limitaciones y posibilidades que ofrece el propio medio.
Mónica Muñoz "Espacio económicus-racional"
Punta seca /acrílico
M. Muñoz "Punto de reunión" Aguatinta
Mónica Muñoz "Noosfera II" Aguatinta sobre lámina de cobre

Dos exposiciones que involucran la visión fotográfica en sus parámetros de límite perceptivo y de realidad simulada desplegándose con otros medios plásticos, instalación y grabado, desde la misma fotografía.
Realizado en Julio-Agosto de 2011
Publicado el 28 de Octubre de 2011