Signo, representación y simbolismo de Lazcarro

Ramón Almela. Doctor en Artes Visuales

Rubén Ortiz "Cap".
El ser humano se encuentra diariamente con la imagen, con la representación. A ésta se le adjudica la característica de equivalencia, similitud e imitación con la cosa representada originada desde la división de las artes que realiza Platón al separar las artes productivas, generadoras de objetos, de las imitativas que son las que producen imágenes y que será el núcleo fundamental de la poética de
las imitativas que son las que producen imágenes y que será el núcleo fundamental de la poética deAristóteles que propone en la imitación (mimesis) y la verosimilitud la razón del placer estético. La metáfora de la caverna de Platón presenta la existencia de dos mundos, el sensible que es el mundo aparente y el de las ideas inmutable que es la verdadera realidad... el mundo que está fuera de la caverna como una cosa distante, ideal... pues los hombres encadenados creen ver la realidad en las sombras arrojadas por el fuego detrás de ellos.

Sin embargo, el giro de lo moderno fue definitivo al concretar el mundo como imagen; el mundo mismo se entiende como imagen. La cosa aparece ante nosotros tal como se encuentra ante nosotros, es decir, tal como se representa. Éste ha sido el enfoque de la
fenomenología de la percepción que Merleau-Ponty desarrollaría; la representación llega a ser la verdadera realidad.
Acamonchi Intervención
La hegemonía de la representación en nuestra cultura visual actual redescubre la imagen como una compleja interrelación entre lo visual, el dispositivo, las instituciones, el discurso, el cuerpo, la mirada y la lectura. Como afirma W.J. Mitchell, la imagen es un complejo ensamble de elementos virtuales, materiales y simbólicos. Es la realidad de la imagen, su vitalidad, en una época de pleno pluralismo, y donde las imagenes ejercen un peculiar poder sobre las personas, las cosas y la esfera pública.
Las consideraciones mágicas y de poder atribuidas a la imagen han sido destacadas por la antropología, la sociología, la psicología y la historia del arte. Así, la imagen entra en el dominio del signo como estímulo ideológico. Un signo es una sustancia perceptible que se asocia por evocación a un concepto mental u objeto. En términos de Umberto Eco, un signo "es todo lo que a partir de una convención aceptada previamente, pueda entenderse como alguna otra cosa que está en lugar de otra". La imagen es un signo vital. La imagen se percibe con la vista pero convoca por sí misma otra cosa: "las imágenes están vivas y quieren cosas" como describe Mitchell en su última publicación "What do the pictures want?".
José Lazcarro "Triple X". Acrílico sobre colchones. 2007
En el universo gráfico creativo donde el artista desata sus sentimientos, las imágenes como códigos enmarañados, aparecen como ámbito de significación emocional. Si bien los signos representan una convención de significado previamente acordado donde la máxima analogía produce la función icónica, en el extremo arbitrario de codificación donde parece que el artista crea su sistema abstracto, abierto a una interpretación, -siguiendo la teoría sobre la expresión de Gombrich- el artista realmente lo que hace es resonar ante la configuración lúdica del lenguaje dentro del medio elegido. El propio artista ordena, extrae, encuentra salida a sus sentimientos dentro del propio código empleado, que es el que genera el mensaje.
Vista de la muestra de José Lazcarro en la Galería Arte Contemporáneo y Diseño
La representación abstracta en el medio artístico se concreta en el desarrollo del mensaje dentro de la esfera misma de la manipulación y elaboración del material artístico y su forma. El código se halla en la correlación entre los componentes de la imagen que no remiten a otro esquema ulterior, sino
que se justifica a sí mismo. La significación subyace en la misma realización y es intrínseca a la propia imagen fundada en una actitud autotélica, concepto derivado de esa doctrina estética del siglo XIX y adoptada por los proponentes del "New Criticism" en 1920. De este modo, la creación abstracta se distancia del público popular al carecer de un anclaje figurativo, quedando su función reducida hacia el público educado en el sistema de apreciación de las artes y como símbolo elitista.

El mundo creativo de José Lazcarro, quien expone su reciente obra en Galería de Arte Contemporáneo y Diseño hasta el 27 de Febrero, surgió de las formas figurativas y se fue impregnando del impulso informalista
José Lazcarro "Martirio según San Pedro".
Acrílico sobre lienzo. 2007. 280 x 280 cm.
abstracto de intensidad colorista y gesto matérico. El mural y el grabado marcaron su discurso plástico que se filtraba a la pintura de caballete introducida con gran efectividad como decoración en los espacios de la comunidad poblana. José Lazcarro se convirtió en el pintor por antonomasia de la distintiva clase social poblana, aunque él nunca perdiera su humildad y profundidad humana. En su retrospectiva de treinta años realizada en 2003 se revelaba esta distinción de artista abstracto dominado por una orientación acomodaticia, sin duda alguna de calidad y conocimiento pero restringida o estancada en los valores pictóricos de los años Setenta del siglo pasado.
Vista de la muestra de José Lazcarro en la Galería Arte Contemporáneo y Diseño
Jaime Contreras, como curador, afronta el reto -que resulta exitoso- de la presentación de un ambicioso proyecto en la trayectoria artística de Lazcarro que experimenta un replanteamiento extendido en la producción de los tres últimos años donde sintetiza, mezcla e interviene desechando facilidades. En contacto inevitable con las estrategias de comunicación del mundo actual, y enraizado desde su dinámica abstracta ahonda en la generación de los signos y símbolos en la
José Lazcarro Instalación
cultura; desde ahí puede contemplar su dimensión y papel de artista en el mundo contemporáneo actuando sobre los signos modificando sus sentidos. Esta reflexión sobre la pintura como lenguaje y los símbolos en los que se encuentra inmerso en una sociedad poblana fructifica en un desarrollo significativo, aún muy deudor del materialismo informalista, pero que pugna por un diálogo entre las luces y las sombras, la espiritualidad y la materia, lo ideal y lo tangible, la exuberancia y el minimalismo.
José Lazcarro "Martirio según San Pablo".
Acrílico sobre lienzo. 2007. 280 x 280 cm.
Lazcarro, siguiendo el corte gestualista de sus trazos del pasado, materializa significados en los que la inquietud humana por la trascendencia se palpa tras las imágenes. Sus creaciones convocan de modo sugerente más allá de lo figurativo, son imágenes que arrastran por la eficacia singular de su contundencia sígnica. Se entreven formas antropomórficas debatiéndose en un espacio de luz.
Grandes formatos que atraen como altares a un mundo plástico en el que la revelación de la forma espiritual se acrecienta con la mirada del espectador. Aborda del mismo modo el signo de infinito que el signo de la cruz, pero cuando trata el signo religioso cristiano, lo hace con la distancia irónica y crítica acerca de una sociedad que pone la mira en unos símbolos que arropan tantas veces la hipocresía y la falsedad, el fariseísmo del creyente. Cruces que llegan a comportarse como tache sobre colchones donde al triplicarse se convierte en significados prohibitivos, vedados, y reservados a la esfera del disfrute del placer sexual. Soportes de cama que pasan de ser inocuos lugares de descanso a ámbitos de origen, celebración del placer, y muerte.

Desentrañar la significación de los signos lingüísticos se entrelaza en su investigación con los símbolos a los que trata de modo plástico. Lazcarro aborda un símbolo de prosperidad y buena fortuna empleado desde tiempos remotos y diferentes culturas: la cruz gamada conocida
José Lazcarro "Sesenta y nueve" 2007
como svástica, que en la alemania Nazi se convirtió en símbolo antisemítico y del nacional socialismo. La variación significativa de un emblema impulsa su apropiación y re-contextualización plástica dentro del ámbito de espiritualidad que Lazcarro construye con su grafía y desenvolvimiento de símbolos del pensamiento.
José Lazcarro, Eligio Calderón y Jaime Contreras Instalación
Geometría simbólica que condensa en marcas el espíritu de la distinción y el consumo. Lazcarro ahonda con el signo del consorcio automotriz alemán, Volkswagen, en los significados que arropa con la imagen. No en vano se celebró el 1 de Febrero la producción de 7 millones de automóviles y el millón del modelo "Bettle" en la armadora de Puebla. Identidad y poder. Empresa y globalización, términos que su pensamiento plástico vierte interviniendo dos automóviles Volkswagen sedán de última edición, el "vocho" (escarabajo), utilizados como superficies de grabado registrando aforismos y frases de Eligio Calderón junto a la música de Richard Wagner y otros compositores que dotan al lugar de espectacularidad espacial. Un acto de resignificación y transmutación simbólica por medio del espacio, el objeto, el sonido y la materia. Significados que los propios textos sobre el muro de una de las instalaciones parecen encubrir con la difícil legibilidad tipográfica haciendo de un acto de lectura un desciframiento.
José Lazcarro frente a su obra de instalación
Lazcarro se encuentra en la transición entre una poética plástica banal y sin compromiso y una propuesta de circulación de sentido y desprendimiento, con interés ético que sobrepasa la propia materialidad de la obra de arte, manteniéndose todavía en una sistema abierto de significación que propugna una lectura interpretativa de la imagen.
Publicado el 2 de Febrero de 2008