III Asamblea informativa de la
Coalición "Por el Bien de Todos"
30 de Julio de 2006

Ramón Almela. Doctor en Artes Visuales

Foto: Ramón Almela
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Elena Poniatowska

A la gente ya se le prendió el corazón

(Palabras pronunciadas en el Zócalo durante la III Asamblea informativa convocada por Andrés Manuel López Obrador, candidato presidencial de la coalición Por el Bien de Todos)

Levantemos la cabeza con orgullo, porque es el momento de la resistencia.

Imposible vivir de nuevo la humillación de 1988 y dejarnos avasallar por el poder.

Imposible escuchar las voces que nos dicen que no hay remedio. Somos 2 millones de gentes dispuestas a quedarnos a vivir en el Zócalo y a convertir el coraje en orgullo y la lucha cotidiana en alegría.

Aquí estamos de pie y estamos bien parados.

Nos habíamos acostumbrado al "casi ganamos", "casi lo logramos", "casi la hicimos", "casi llegamos", y nos conformábamos, pero ahora ya no. En esta lucha pacífica hemos aprendido a cambiar, a ser más valientes. Somos 2 millones de gentes de pie, en la plaza más bella del mundo, en el ombligo de la luna, en el corazón de México, y con nuestra presencia queremos darle al gobierno una prueba contundente de nuestro descontento. No nos quedamos en nuestra casa a esperar como hace 18 años, y nos hemos organizado aunque todavía no muy bien porque apenas es el principio. Somos los de a pie, somos los que marchamos, somos los que levantamos la voz y el brazo. Aunque haya que caminar todo el país, paso a paso, aunque durmamos en los cerros, aunque nos empape la lluvia, seguiremos siendo caminantes y cuando regresemos a esta plaza a rendir cuentas permaneceremos de pie, tal y como lo estamos ahora, de pie, aquí en esta plaza.

Ya se nos prendió el corazón.

Sí, somos muy tercos; sí, Andrés Manuel López Obrador es muy terco porque no se deja. Un campesino en Ciudad Obregón me dijo: "Cuídelo mucho, porque un líder así surge en la vida de un país cada cien años". Sí, López Obrador tiene razón en no dejarse. Queremos el recuento y que se transparente la elección. Y, ¿qué tiene de malo contar de nuevo? Como dice Chaneca: "Si no hay nada que ocultar, que los vuelvan a contar". Ante la duda, la ciencia y la tecnología empiezan de nuevo. Tampoco pedimos que vuelva a hacerse la elección, mucho menos un interinato, lo único que exigimos es contar voto por voto, casilla por casilla.

Somos un pueblo acostumbrado a la violación de las leyes, somos un pueblo noble, somos un pueblo sano, somos un pueblo fuerte, un pueblo aguantador. Es mentira que seamos violentos, somos pobres y la pobreza a ratos no se aguanta, y estalla. El que nos ha hecho violencia cotidiana y nos ha denigrado es el gobierno al discriminarnos, al no darnos escuela, al no protegernos. Ni provocamos ni pretendemos encender los ánimos; sólo queremos decir nuestra verdad.

La fuerza moral de nuestra resistencia está a la vista en su carácter civil, legal y pacífico. La resistencia sabe esperar, pero no se raja. La resistencia no se desanima. No abandonaremos el esfuerzo. Si nos insultan es porque no tienen argumentos en contra nuestra, porque si los tuvieran hace mucho nos habrían aplastado. Resistimos hoy porque vamos a resistir mañana y porque en cada uno de nosotros están las raíces de la resistencia civil y pacífica que es parte de nuestra historia. Morelos, Hidalgo, Guadalupe Victoria, Juárez, Madero, Zapata, Villa, Lázaro Cárdenas resistieron como lo hicieron Demetrio Vallejo, Valentín Campa, Othón Salazar, Frida Kahlo, Rosario Ibarra, Evangelina Corona, Rubén Jaramillo, Florencio El Güero Medrano, Tere, la limonera que nos mandó fruta y nos dio agua, los huelguistas que se lanzaron a la huelga de Río Blanco y de Nueva Rosita, los mineros de Pasta de Conchos y las costureras damnificadas de los dos terremotos de 1985. La resistencia ha sido la razón y la legitimidad de nuestra historia.

Nuestra resistencia es abierta, legal, transparente y la hacemos aquí a ojos vistas y a cielo abierto, bajo el vuelo de los helicópteros. No somos conspiradores ni los judas de cartón que tanto le gustaron a Diego Rivera. La resistencia amanece todos los días a nuestro lado; la resistencia nos fortalece y nos hace los hombres y las mujeres que aspiramos ser; la resistencia construye al México que queremos para nuestros hijos.

Aquí estamos ahora frente a ustedes mi hija Paula, mi nieta Luna. Somos tres generaciones.

Todos somos resistencia civil y creativa.

Ya se nos prendió el corazón y lo levantamos con orgullo aquí en el Zócalo, que es el centro de nuestro país, el origen de todos los Méxicos. Aquí está la sangre y aquí están los huesos de nuestros abuelos. México es nuestro por legítimo derecho; no somos huérfanos, somos mexicanos y, hoy más que nunca, México nos pertenece en esta gran fiesta de la resistencia.

Foto: Ramón Almela
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Discurso íntegro de
Andrés Manuel López Obrador
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Amigas y amigos:

Agradezco de todo corazón el esfuerzo que, de nueva cuenta, han hecho para venir de todas las regiones de México a esta Tercera Asamblea Informativa. A todos ustedes, hombres y mujeres de buena voluntad, mi sincero agradecimiento. Muchas gracias.

No estoy solo, porque estamos todos juntos. Quiero agradecer a todos ustedes de manera especial porque cumplimos con la tarea, con el compromiso. Dijimos que íbamos a ser el doble y lo logramos.

Estamos reunidos aquí una vez más, ciudadanos libres de todas las clases y condiciones sociales, mexicanas y mexicanos de todos los colores, de todas las edades, razas y lenguas que pueblan nuestra gran Nación. Hay indígenas, obreros, campesinos, empresarios, integrantes de clases medias, empleados, profesionistas, artistas, intelectuales, comerciantes, estudiantes, maestras y maestros, médicos, enfermeras, universitarios. Todo lo que representa nuestro pueblo.

De manera particular, quiero destacar la presencia de mucha gente humilde, del pueblo pobre, que es la base de nuestro país y de nuestro movimiento; ellos son mi mayor timbre de orgullo como ser humano y como dirigente.

Hay familias enteras, gente mayor, jóvenes y niños; juntos por igual, formando una sola voluntad colectiva en defensa de la democracia. Estamos todos unidos, demostrando en los hechos que queremos un país justo, libre, democrático, plural y diverso. Estamos aquí porque queremos una nueva economía, una nueva forma de hacer política, una nueva convivencia social, más humana y más igualitaria. Estamos aquí porque queremos una Patria diferente, una Patria nueva.

Estamos aquí para sellar nuestro compromiso con la historia. Vivimos momentos definitivos para México. Se está jugando el destino de nuestro pueblo. No sólo está en cuestión la Presidencia de la República, sino el derecho de los ciudadanos a elegir libre y democráticamente a sus gobernantes. En estos días se está decidiendo si en México instauramos en definitiva una democracia verdadera o si se impone un régimen de simulación democrática, donde al final de cuentas, los privilegiados de siempre van a seguir decidiendo sobre el destino de toda la Nación.

En el año 2000, muchas personas pensamos que habíamos dado un paso en firme para consolidar la democracia en México. Pero todo resultó fallido, todo resultó una farsa y Fox no supo estar a la altura de las circunstancias.

No está por demás recordar que en otro momento histórico de transición democrática, Francisco I. Madero expresó a un periodista estadounidense en 1911, lo siguiente: “Al subir yo al poder voy encarnando dos principios; uno de ellos, sancionado ya por la Constitución y que de mí depende que se cumpla y que es el de la no reelección. Otro, el sufragio efectivo. Para lograr este último, se necesita reformar la ley electoral y esto depende principalmente del pueblo. Pero yo me voy a constituir en el principal guardián de esa prerrogativa popular y consideraré que mi principal deber es facilitar la libre manifestación de la voluntad popular, a fin de que las leyes sean genuina expresión de esa voluntad. En una palabra, voy a ser el principal amigo y defensor de las libertades del pueblo. Por los momentos históricos porque atraviesa México, considero secundario todo lo demás".

Hasta aquí lo dicho por el apóstol de la democracia.

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Esta fue la lección que nunca entendió Vicente Fox. En lugar de ser el guardián del sufragio efectivo, se convirtió en un traidor a la democracia.

Por eso, el tema de la democracia vuelve a ser un asunto central en la agenda política de nuestro país y una preocupación básica de los ciudadanos.

Tengamos presente que la democracia no sólo es el mejor sistema de gobierno que la humanidad haya encontrado; es también, el método más eficaz para garantizar la convivencia en condiciones de armonía. La democracia genera equilibrios y contrapesos, propicia la dignidad y evita que alguien o que unos cuantos, en cualquiera de los sitios mayores o menores de la escala social, se comporten como dueños absolutos del poder público.

Pero no sólo eso, en un país como el nuestro, con tantos privilegios y tanta desigualdad, la democracia adquiere una dimensión social fundamental, se convierte en un asunto de sobrevivencia. La democracia es la única opción, la única esperanza para millones de pobres, para la mayoría de la gente, de mejorar sus condiciones de vida y de trabajo.

Si se cierran los cauces democráticos, sólo quedan el sometimiento o la violencia. Por eso, es que tenemos que defender la democracia y hacerla valer.

Además, no podemos olvidar que por esta causa muchos mexicanos se han sacrificado y han perdido hasta la vida.

Por eso estamos aquí, para manifestar nuestro rechazo al fraude electoral que pretende falsificar el resultado de la voluntad ciudadana expresada el dos de julio en las urnas.

Desde el principio, hemos tenido indicios de nuestro triunfo, y ahora, a 28 días de la elección, tenemos la certeza, todos los elementos y pruebas para sostener sin titubeos, que ganamos la Presidencia de la República.

Como ya hemos dicho, a pesar de que todo el proceso electoral estuvo plagado de irregularidades y de actos fraudulentos, tenemos que sentirnos todos muy orgullosos, mujeres y hombres, porque no pudieron ganarnos con votos, y por eso se niegan a abrir los paquetes electorales y hacer de nuevo el recuento voto por voto y casilla por casilla

La prueba más contundente de que ganamos la elección presidencial, estriba en la actitud de rechazo que ha asumido el candidato de la derecha ante la demanda de que se cuenten de nuevo todos los votos.

Si él sostiene que ganó, no tiene por qué negarse a despejar dudas y a limpiar la elección. El que nada debe nada teme.

No es mucho pedir que haya transparencia, que se cuente voto por voto, casilla por casilla. No es mucho pedir que haya un nuevo recuento de votos,

Foto: Ramón Almela
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eso es lo que va a garantizar al país, eso es lo que va a contribuir a la paz social, a la estabilidad política, económica, financiera.

Ningún demócrata se puede negar a la transparencia. La transparencia es una regla de oro de la democracia y, si hay tanta duda y si hay incertidumbre, por qué negarse a contar los votos.
Hemos dicho y lo digo aquí, en la plaza principal, en el corazón político del país, nos atenemos al recuento, vamos a aceptar el resultado. Esa es nuestra garantía, eso es lo que estamos dejando en prenda y somos gente de palabra. No vamos a aceptar nunca una elección de Estado.

Yo nunca voy a reconocer que esta elección fue limpia, fue libre, fue equitativa, porque sería traicionarme a mi mismo, pero sí he planteado al candidato de la derecha que si él se pronuncia a favor del recuento de los votos, yo voy a aceptar los resultados y voy a dejar de convocar a movilizaciones ciudadanas.

Ese es el compromiso que he venido haciendo, ¡que no tengan miedo a la democracia! Repito, si dice que ganó, a qué le teme. Que haya transparencia, que se cuenten todos los votos. Eso es lo que estamos proponiendo.

Y repito: México, nuestro gran país, no merece ser gobernado, y no lo vamos a permitir, México, nuestro gran país, no merece ser gobernado por un presidente espurio, por un presidente sin legitimidad, sin autoridad moral ni política.

Ahora estamos en espera de que el Tribunal Electoral, tome la decisión de limpiar y transparentar la elección, ordenando que se cuenten todos los votos.

Esa es –insisto- la solución racional y sensata; esa es la solución legal y política que más conviene a México y a la democracia.

Aunque también sabemos que los integrantes del Tribunal están siendo sometidos a fuertes presiones de los poderosos de siempre, quienes se creen amos y señores de México. Aquí conviene aclarar: no es que no respetemos a las instituciones, es que en nuestro país, desgraciadamente, no tenemos una tradición que nos asegure que los hombres que tienen en sus manos las instituciones actúen con rectitud y decoro.

No olvidemos que siempre ha imperado la simulación. Históricamente, la Constitución y las leyes sólo se han cumplido en la forma y se han violado en el fondo.

En México, desgraciadamente, el derecho ha significado por lo común lo opuesto a su razón de ser; aunque siempre se invoca al Estado de Derecho, los encargados de impartir justicia, en vez de proteger al débil, sólo sirven para legalizar los despojos y los abusos que comete el fuerte; el derecho que ha imperado ha sido el del dinero y del poder por encima de todo.

Por eso, aunque no descartamos que los magistrados del Tribunal puedan actuar como mujeres y hombres libres y tener la estatura moral, el arrojo y el patriotismo que exige el momento, aunque esperamos de los magistrados una actitud de responsabilidad y patriotismo, de todas maneras no nos vamos a confiar ni nos vamos a quedarnos esperando cruzados de brazos.

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Además, tenemos muchas lecciones y muchas enseñanzas en nuestra historia. Recordemos que todo lo alcanzado en nuestro país en materia de libertades, de justicia y democracia, se ha logrado con la organización y con la lucha del pueblo.

Nada o casi nada ha sido una concesión graciosa del poder. Fuimos país independiente no porque la Corona Española lo haya decidido, sino por la lucha popular encabezada por Hidalgo y Morelos.

Se llevó a cabo la Reforma, no por la voluntad de los conservadores, sino por las convicciones y la tenacidad de los liberales. Y lo poco o mucho de justicia social que se ha logrado, se dio a partir de la Revolución Mexicana y de la lucha de Madero, de Villa y de Zapata y de muchos héroes anónimos.

Por eso no pensemos que de arriba para abajo se hará valer la democracia. Esto sólo será posible con el esfuerzo y la movilización de los ciudadanos. La democracia, como la justicia, como la libertad, no se implora, sino se conquista.

Por eso, hoy les propongo que esperemos el fallo del Tribunal movilizados, con entereza y con orgullo.

Antes de hacerles una propuesta muy precisa, quiero insistir que es fundamental la causa que estamos defendiendo. Quiero decirles que esto va más allá del hecho de que reconozcan mi triunfo como presidente de la República.

Es importante que reconozcan mi triunfo como presidente de la República, pero lo fundamental es que haya democracia en nuestro país.

Reitero: no soy un ambicioso vulgar. No me mueve el interés al dinero y siempre he sostenido que el poder sólo tiene sentido y se convierte en virtud, cuando se pone al servicio de los demás. Yo lucho por principios e ideales, que es lo que estimo más importante en mi vida, no por puestos públicos, aunque se trate del cargo más importante del país.

Precisamente, por eso sostengo que en estos momentos, por encima de todo, lo mero principal es dejar a salvo la democracia.

A quienes no piensan como nosotros, a nuestros adversarios, a quienes no votaron por nosotros, les ofrezco una disculpa sincera por las molestias que pueda ocasionar nuestro movimiento.

Espero que algún día lleguen a comprendernos, a entender que esta lucha es necesaria, no sólo para nosotros, sino para todos, porque sólo con democracia viviremos en armonía y México será un país respetable y respetado.

Escuchen bien, amigas y amigos, lo que les voy a decir, quiero una respuesta de ustedes, sincera. Les propongo que nos quedemos aquí, en Asamblea Permanente, hasta que resuelva el Tribunal.

Les propongo que aquí nos quedemos, que permanezcamos aquí, día y noche, hasta que se cuenten los votos y tengamos un Presidente Electo con la legalidad mínima que nos merecemos los mexicanos.

Les aseguro que no será en vano nuestro esfuerzo y sacrificio.

Si decidimos quedarnos, nos organizaremos de la siguiente manera:

Aquí, en el Zócalo, se quedarán los que provienen de los 31 estados del país, y a lo largo de Madero, Juárez y todo el Paseo de la Reforma hasta la Fuente de Petróleos, se establecerán los habitantes de las 16 delegaciones del Distrito Federal.

Lo aclaro más. Aquí en el Zócalo organizaremos 31 campamentos, uno por estado y habrá 16 más, uno por cada delegación, desde el Zócalo hasta la Fuente de Petróleos.

Estamos hablando de 47 campamentos. En cada campamento habrá una coordinación integrada por senadores y diputados electos, jefes delegacionales electos, dirigentes de los partidos de la coalición, es decir del PRD, PT y Convergencia, de todos los estados y de las delegaciones. Y habrá un representante de las Redes Ciudadanas en cada campamento.

El campamento de la delegación Cuauhtémoc –esa es la propuesta-- estará en la calle de Madero hasta Motolinía. El de Venustiano Carranza, desde la esquina de Madero y Motolinía hasta el Eje Central.

El de Iztacalco, en la avenida Juárez, del Eje Central hasta Revillagigedo. El de Iztapalapa, también en avenida Juárez, de Revillagigedo hasta Reforma. El de Benito Juárez, de Reforma y Bucareli hasta Donato Guerra.

El de Gustavo A. Madero, sobre Reforma, de Donato Guerra a Insurgentes. El de Tláhuac, de Reforma e Insurgentes a Niza. El de Coyoacán, de la glorieta de la Palma al Ángel. El de Miguel Hidalgo, del Ángel a la Glorieta de la Diana Cazadora......

Foto: Ramón Almela
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Publicado el 31 de Julio de 2006