Autorretrato. Indagación descarnada

Ramón Almela. Doctor en Artes Visuales

Dulce María Jurado "Adivina quién"
Dejando atrás las reflexiones sobre la actualidad del arte neoyorkino, una exposición en Puebla atrajo mi interés por varias razones. Se trataba de una galería de reciente aparición en la escena poblana, Garco, con una selección de artistas poblanos de calidad reunidos por la curaduría de Iván Ruiz, crítico cinematográfico, bajo la temática del autorretrato: "Evanescente. Prácticas del autorretrato". Por otro lado, tratando en el último artículo las aportaciones de Eva Hesse en el minimalismo, se distingue una característica diferente en el tratamiento del cuerpo y la identidad entre las vanguardias modernistas y la situación posmoderna. En aquellas vanguardias, el cuerpo se distanciaba de la existencia corporal del individuo en pos de la esencia: Así, en la obra de Eva Hesse late la corporalidad sin referentes simbólicos. Era un cuerpo más mental que concreto, más metafísico que físico.
En las prácticas visuales contemporáneas, principalmente desde los Noventa, sucede una recuperación del cuerpo y la identidad marcada por un asalto a la representación misma y, al mismo tiempo, el retrato experimentaba una revitalización cuando ya se le consideraba extinto. Se advierte la atención que este género recibe por parte de los artistas retando las condiciones miméticas clásicas de representación, extendiéndose esta actitud a la práctica del autorretrato. Ésta es la importante contribución de la muestra al revisar las diferentes alternativas actuales ejercitadas por el artista poblano al confrontarse con su identidad, con su imagen y su corporalidad.
Carlos Arias "Cuerpo rojo II"
Angela Arziniaga "Yo: Fluidos vitales"
La Galería Garco, acrónimo de "galería arte contemporáneo", es una iniciativa de la Arq. Mariana Romano, que anteriormente estuvo a cargo de la dirección del Museo Erasto Cortés y desde hace unos meses comenzó a ofrecer en un espacio lateral dentro del Hotel Mesón San Sebastián (9 Oriente, 6. Centro Histórico) exposiciones que, al mismo tiempo que reúne obra de aclamados artistas, atiende la labor de otros emergentes o menos favorecidos por el mercado. Se instala en este desolado espectro de galerías en el arte contemporáneo poblano con una decidida voluntad de comercio pero, al mismo tiempo, de apoyo a la gran comunidad de creadores que quieren hacer de su producción un medio de vida. Habrá que seguir de cerca su itinerario y sacar provecho de las muestras que aparezcan discriminando su calidad y atendiendo a los nombres que proponga. Por de pronto, se ha mostrado con la capacidad de convocatoria de un extenso público que siempre ha rebosado las inauguraciones. Esperemos que las continuas presentaciones fomenten interés en un mayor público y redunde también en el desarrollo de los artistas. En esta ocasión, antes del 30 de Junio, el autorretrato aparece como una atrayente propuesta a reconsiderar dentro del universo plástico poblano.
Dice Rosa Martínez en su libro "El retrato" que el "arte actual es un arte de artistas, un enorme autorretrato de artista". Las realizaciones visuales actuales son una proyección espejal y subjetiva de la identidad estilística del artista. El autorretrato contemporáneo no se limita a esa función específica de plasmar la imagen del propio artista, no se detiene en el rostro y busca señas de la cambiante identidad, revelando en el enmascaramiento, y en la indagación de la misma existencia, de su entorno y su espacio físico las características de su ser y su problemática.

Desde el Renacimiento, el autorretrato adquiere un carácter central en la obra de los artistas reivindicando el mito que el papel de artista empieza a adquirir. El orgullo individual en la capacidad de realizar imágenes los empujaba, con una dignidad y enaltecimiento en su presentación, a autoafirmarse a través de la representación de su imagen, autónoma o insertada muchas veces en las obras. El Romanticismo
Ernesto Cortés
"Autorretrato con basurita en el ojo"
Dulce María Jurado "Adivina quién"
Gustavo Mora "s/t"
generaría una crisis de identidad en el artista quien no se vería con esa magnificencia ya y, en general, después de Goya los artistas renuncian a la glamorosa y distintiva autorrepresentación dirigiéndose con franqueza a explorar su fisonomía y desglosar sus ideas a través de simbolizaciones.
Yara Almoina "Táctica"
La fisonomía no es la característica predominante en el autorretrato presente en esta exposición, pero cuando el artista elige presentar su rostro o el cuerpo lo hace indagando descarnadamente y lejos de esa representación mítica. Ángela Arziniaga con las fotografías y el uso de los cabellos y fluidos vitales vertidos a papel de arroz se dispone abierta y corporalmente al público. O en la espontaneidad mostrada de una erección sexual de Carlos Arias "Cuerpo rojo II" dentro de la sistematización del lenguaje pictórico que investiga en esta etapa. Muchos de los rostros aquí mostrados aparecen bajo las distorsiones y muecas del rostro como en el de Gustavo Mora con un dibujo a lápiz sacando la lengua, o la de Ernesto Cortés sacándose una basurita del ojo en un retrato frontal al óleo. Juan Pablo Macías, con una pieza de video confrontando la cámara, al ojo que mira y a la idea de la distancia de la representación cuando ejecuta la acción de inflar un condón durante dos minutos y medio hasta que explota.
Eliecer Eduardo Alejo "Autorretrato-01"
Uno de los mejores trabajos presentes en la muestra es el de Dulce María Jurado, "Adivina quién". Con la base de un juego de reconocimiento del rostro, se presenta a sí misma con 24 fotografías pequeñas sobre un tablero colocado en una mesa adoptando estrategias de camuflaje, fragmentación, desdoblamiento, y multiplicidad de identidades que siguen las actitudes básicas de representación adoptadas por el resto de los participantes en la exposición, pero que en ella concuerdan especialmente con el uso que realiza de la significación objetual de sus piezas pasadas y la carga crítica que siempre acompaña. Dulce María Jurado es una de las artistas del panorama joven poblano que se vislumbra con más solidez por su talento y persistencia.
El camuflaje, ocultamiento o enmascaramiento constituyen un numeroso grupo de propuestas de autoexploración representativa. Una de las más destacadas es la sutileza de Yara Almoina presentando con "Táctica" en un rincón, una polvera abierta que desvela una figura fotografiada oculta alargando su brazo hacia el lado de la tapa. Sugerencias de la psique y el cuerpo sorteando represiones que se desvelan en los sueños y en las conversaciones desinhibidas y que se muestran como collage sonoro a través de una grabadora de mano colocada en un pequeño cajón desde donde surge misteriosamente su voz. Eliecer Eduardo Alejo plantea un ocultamiento explícito cubriéndose el rostro con las manos. Manos que en una pintura de Martín Peregrina aparecen sin sujeto en actitud oratoria continuando con su lenguaje evocador de De Chirico, pero sin la plástica de color y material que distingue su obra, aunque en "Mundos", enmascarado como ave, la contundencia es más efectiva. Inclusive, también, Ernesto Cortés en la pintura "Banco" se muestra sólo distinguible por las piernas apoyadas en el mueble.
Martín Peregrina "Mundos"
Quien riza el bucle en la representación es María Eugenia Jiménez alejándose de la sujeción expresivo-pictórica acostumbrada y explorando en el ámbito conceptual de la idea descriptiva de sí misma en "Acción de autorreconocimiento a nivel superficial". Fotografías de su cotidianeidad capturadas secretamente, y descripciones de su personalidad escritas por amigos componiendo un conjunto encargado a alguien, pero que se salió de control resultando de una efectividad más
Maria Eugenia Jiménez
"Acción de autorreconocimiento a nivel superficial"
plausible todavía. En este ahondamiento de la imagen de sí misma, Maru Jiménez, se apoya en lo que afirma que en el autorretrato interviene: Manipulación, discriminación y censura. Estos tres componentes son activados en la percepción del artista que trata de proyectar su imagen. Así, ella, procede a censurar tramos del texto, y cubrir partes de las fotografías tamizando la visión ajena de su persona. Una vez más, el ocultamiento como una de las estrategias dominantes en la exposición.
Yara Almoina "El nido de la voz"
Ernesto Cortés "Banco"
La fragmentación, tan usual y reveladora de la disolución del individuo en la sociedad actual, y que es empleada profusamente en el arte contemporáneo, aparece de similar manera en la obra fotográfica de Everardo Rivera y Ángela Arziniaga. Everardo interviene en la imagen fotográfica
multiplicando las vistas colgadas con pinzas en un tramo seriado, o presentadas en una retícula de instantáneas de polaroid. Ángulos forzados o acercamientos de detalles de su rostro aparecen difusos y borrosos o texturados generando una recepción pictórica de la estructura fotográfica. Ángela Arziniaga segmenta la fotografía descarnada de su cuerpo en una obra denominada "Eidolon VII" donde la majestuosidad corporal y belleza se contraponen, aportando una sincera visión sin censura de su forma corporal señalada gráficamente con trazos sobre la piel.
Eduardo Rivera "Pensamiento IX"
Una exposición con piezas notables, aunque disiento en el planteamiento teórico que el curador, Iván Ruiz, señala para esta muestra como un espacio de incertidumbre y diálogo entre lo clásico y lo contemporáneo. El autorretrato, vigente en la actualidad como expresión de identidad y manifestación primordial de la perspectiva estilística del autor, comprobable a través de la obra de los artistas poblanos, se inclina por una disipación del rol distintivo del artista como autor privilegiado del arte, acentuando los componentes descarnados y directos de su ser humano, con las contradicciones y problemáticas reveladas desde las estrategias de representación utilizadas.
Angela Arziniaga "Eidolon VII"
Publicado el 25 de Junio de 2006