Gabriela León en la India. Arte de contexto y situación

Ramón Almela. Doctor en Artes Visuales

Gabriela León
El más radical de los movimientos artísticos del siglo XX que cuestionó la noción del arte fue la Internacional Situacionista, "http://www.altediciones.com/ash/is0000.htm" que no fue difundido por el efectivo rechazo sufrido por las instituciones. Surgió en Italia en 1957, y aunque se manifestaba como una de las vanguardias, el grupo condenó las tendencias de la modernidad prevaleciendo el ala teórica personificada por Guy Debord quien centró la atención del grupo en la crítica a la sociedad neocapitalista. Un texto de la sección inglesa de la Internacional Situacionista de 1967, publicado recientemente "La revolución del arte moderno y el moderno arte de la revolución" Editorial Pepitas de Calabaza. Logroño, España 2004, revela el paralelismo e interés actual por este pensamiento debido a la demanda actual de resistencia recuperando un arte alejado de la comercialización y del espectáculo con el que la industria de la cultura absorbe al mismo. Manifestaba respecto a las vanguardias: "...mientras el arte siguiese aprisionado en el seno del espectáculo social, sus transformaciones seguirían siendo imaginarias. Antes que entrar en un conflicto social directo con la realidad que criticaba, transfería la totalidad del problema a una esfera abstracta e inofensiva donde funcionaba objetivamente como una fuerza que consolidaba todo lo que pretendía destruir."
Gabriela León preparando moldes para su obra "semilla" en la India
La noción de "situación", que originaba el movimiento de la I.S., asume su pleno significado en su oposición a "espectáculo". Mientras este último es una relación social entre individuos mediada por las imágenes, la "situación", según Mario Perinola "es más bien un evento, una dimensión del acaecer que implica una fuerte experiencia del presente y que conlleva una cierta coincidencia de libertad de destino". Lo que se enfatiza es el momento procesual que conduce a la obra de arte, el movimiento productivo que la realiza.
Gabriela León preparando con Nilham la flor de loto y excremento de vaca
De hecho y coincidiendo con esta actitud, la aparición de una recopilación de textos editada por Claire Doherty "From Studio to Situation" Black Dog Publishing, Londres 2004, reivindica la actualidad de esta reflexión teórica que acentúa la atención a la situación, apuntando el cambio en la terminología utilizada para la obra de instalación "site-specific" que pasa de ser algo fijado a una localización física, hacia nuevos términos usados por curadores, artistas y críticos que describen las obras en la complejidad del contexto: "context-specific", "site-oriented", "site-responsive" "socially-engaged". Lo que caracteriza muchas de estas acciones es su compromiso social, estableciéndose una relación dialógica, trabajando con otros, incluso en acciones colectivas.
Otra de las marcas que distinguen estos procesos es el de procedencia, "dérive" que delineaba Guy Devord en otro escrito de la Internacional Situacionista "Theory of Derive". Señalando el comportamiento del artista cuando es constructivo lúdico y alerta ante los efectos psico-geográficos en donde abandona sus motivos normales para el movimiento y la acción, envolviéndose en las atracciones del terreno y lo que encuentra allí.
Gabriela León. Estructura de alambre para la Flor de Loto
Encuentro todas estas características mencionadas acerca de la situación, el proceso, la resistencia y la "deriva" en el ánimo de la obra que Gabriela León llevó a cabo con motivo de la invitación a un simposio de escultura en Varanasi, en la India, en Marzo 2005. Gabriela León, que estudió en la UDLA y se desarrolló artísticamente en Puebla, se trasladó a San Agustín en Oaxaca, manteniendo una inquietud por el cuerpo enlazado con la existencia colectiva en mitos y filosofía.
Su obra no se conforma al giro etnográfico imperante en la práctica artística actual que podría delatar su actitud nómada con los viajes. El método antropológico utilizado por el arte busca observar y mapear al otro, convirtiéndose el individuo en intérprete artístico del texto cultural. Al contrario, Gabriela se siente impactada por sentimientos contradictorios ante las divergencias que se viven en las calles de la India a cada paso: "Las angustias ante las hordas de pobreza, las visiones de hombres trabajando como bestias, el acoso de los niños y mendigos deformes pidiéndote una rupia". Se involucra por completo en el espacio, en la situación: "...dediqué mis primeros días únicamente a vivir Varanasi, a caminarla, a descubrirla."
Gabriela León. "Flor de Loto" Alambre y excremento de vaca
Cuando se acercó a Varanasi, Gabriela llevaba la idea del plan de trabajo resuelto en su cabeza con bocetos y una lista de materiales a encontrar pero, "todo se vino abajo con los primeros paseos por la ciudad... me olvidé por completo de mi plan inicial". La realidad vivida impactaba su psique, y lo percibido encontró una síntesis escultórica en dos piezas: Una flor y una semilla, sin pretensión formal o intención de insertarse en el discurso contemporáneo del arte. Le llevaba todos los días cuarenta y cinco minutos de caminata para llegar al lugar del simposio, pasando por campos de mierda de vaca (ghobar), que es uno de los productos sagrados que se obtienen de este animal. Las castas más bajas y pobres se dedican al oficio de recolectarla para amasarla, y aplanada la dejan secar para luego venderla como combustible y para cocinar.
Nilham, niña de doce años que enseñó a Gabriela León
El efecto de contemplar la realidad inmodificable de todos estos seres humanos y lo que les espera por el resto de sus vidas acarreando mierda, le empujó a compartir su realidad ya que no podía cambiársela, tan sólo podía introducir un poco de humor en su monotonía cotidiana. Decidió utilizar la idea de la flor de loto que crece en aguas contaminadas y que echa raíces en el fango, imponiéndose sobre su entorno cuando florece. Llevó la estructura de alambre construida hasta los jardines de mierda para llamar la atención de los que se dedican a este oficio. Consiguió que una niña de doce años fuera su asistente-maestra en la labor de amasar y aplanar la mierda, construyendo juntas la flor rellena de excremento de vaca y que terminó dentro del espacio de una galería. Esta colaboración define la experiencia de la pieza y su sentido de regalo sencillo para esos seres cuya miseria le atormentaba.
Gabriela León. La Flor de Loto en un estanque de agua
Otro de los impactos indelebles de la cultura hindú es la visión del ritual de los crematorios de cadáveres y las cenizas. Así, la otra pieza, una semilla abierta de yeso, era una ofrenda para la ciudad sagrada de Varanasi, el lugar donde todos los hinduistas quieren venir a morir y esparcir sus cenizas en el río Ganghes. Esta vez, utilizó su propio cuerpo como materia, como molde que quebró cubriendo la superficie blanca con una capa de ceniza de los crematorios rellenando las grietas de las roturas compuestas. Así, abrió su cuerpo como semilla para que algo de ella quedara allí ante la improbabilidad que se acerque a morir a esta ciudad sagrada de Varanasi.
Gabriela León. "Semillas" Moldes en yeso de su cuerpo con ceniza de los crematorios de Varanasi
El arte de Gabriela León ejercido como estrategia de "situación" sintetiza la tendencia a contextualizar la producción artística comprometiéndose socialmente y envolviéndose a la deriva del espacio en el que se encuentra.