De las apariencias; El Ethos barroco en Iván Montero, Gustavo Ramírez y Claudia Cuevas

Ramón Almela. Doctor en Artes Visuales

A los compases de la guitarra española y vino fino Don Pepe -evocaciones del espacio ibérico- se presentó la exposición de pintura "Ome-dos" del artista español Iván Montero en la Casa de las Bóvedas de la UAP (Palafox y Mendoza 406, Centro Histórico, Puebla).
Ivan Montero. "Popocateptl"
Se aprecia en la cultura poblana una característica denominada "malinchismo" en la cual se fundamentan muchas de las actitudes de preferencia por lo extranjero. En este caso se pone de relieve por la predominante atención y respaldo recibido en la sociedad poblana, y en este caso concreto en la comunidad cultural artística, hacia la persona de Iván Montero. Es un hecho sin ánimo de desdeñar. Es mérito también del propio artista por la entrega y el entusiasmo con el que se entrega a difundirse a sí mismo. Hay que reconocer y admirar su labor. No es el primer español que desde fuera llega con su específica obra, y respaldado por el personaje influyente de turno se difunde rápidamente en esa capa de la sociedad poblana. Retazos del espíritu colonial de la Nueva España perviviente en Puebla.
Ivan Montero "La piconera"
En el lenguaje de la estética, el conjunto de valores culturales que subyace en las formas de expresión artística se identifica como "Ethos". El Ethos barroco destila en las actitudes de estas dos muestras, aunque afectando diferentes dimensiones. La apariencia destaca como una de las características predominante del espíritu Barroco. Dos exposiciones motivan abordar el concepto de apariencia desde dos dimensiones diferentes. La apariencia en el espacio de representación como una forma de atraer los sentidos, y la reflexión de la apariencia como forma de ser.
Ivan Montero "Fuegos de agua y porcelana"
El evento de Iván Montero no se reduce a la mera exposición de las piezas en el espacio. El lugar de exposición resulta ser el ámbito donde se materializa la interrelación de acciones e influencias que gira más en torno a su persona que a su obra. Espectáculo y apariencia toman protagonismo estético convirtiendo el hecho pictórico en un acontecimiento de atención social-ceremonial de raigambre barroca. Incluso en su discurso pictórico, accesible, y con sus concesiones tiene fundamentalmente una orientación hacia los sentidos reafirmando la impresión de apariencia. No podía ser de otra manera en un artista sensible a su entorno. El mismo ha dicho "Me considero un observador de mi entorno". En éste se empapó para crear frenéticamente en los últimos meses la obra expuesta que posee tres orientaciones básicas de exploración donde se observa el balbuceo y las tentativas por consolidar un estilo condensando su experiencia. Considero que tan sólo una de estas orientaciones tiene los logros adecuados para estar expuesta, aunque el conjunto apoya la idea del evento como un entretejido de apariencia y obra. El tono de su creación es formalista, y como él mismo afirma, alejado de la dicotomía abstracto-realista y en un tratamiento convencional, aunque de calidad. En sus obras, mancha, gesto, línea, superficie y materia se entrelazan utilizando igual iconos de evocación natural, concreciones de índole textural y elementos escriturales en una estrategia de yuxtaposición de varios planos enunciativos plenamente barroca. En la forma se encuentra la esencia de la obra.
Gustavo Ramirez
Dos jóvenes artistas recientemente titulados de la carrera de Artes Plásticas de la UDLA, alejados de este protagonismo social se presentaban al mismo tiempo en la Casa de Cultura (5 Oriente 5 Centro Histórico, Puebla) Gustavo Ramírez y Claudia Cuevas con dos muestras "F=S.A.S." y "Bakery" a la par, pero no mezcladas, donde se rastrea el concepto de apariencia en otra dimensión, muy opuesta a la afectación del evento de la UAP. Ellos mismos consideraron, lo cual felicito, más adecuado eliminar la rutina ceremonial clásica en las presentaciones artísticas y que no se utiliza en ambientes contemporáneos. El rito y la formalidad de los discursos y corte de listón no son compatibles con la realidad contemporánea de la inauguración de arte. Son fragmentos de la liturgia ceremonial barroca de sujeción al formulismo y el protocolo. Ya es hora de ir abandonando las formas antiguas en pos de una conducción coherente actual en Puebla.
Gustavo Ramirez
La obra de Gustavo Ramírez disecciona la apariencia a través del encantamiento del juguete. Fotografías y pequeños dibujos de autos, motos y aviones desentrañan lo que constituye el mundo de las apariencias en el ser humano constituidas desde la atracción en la niñez por esos objetos. Al mismo tiempo, las fotografías aluden a una relación "kitsch" del hombre con los objetos. El fenómeno "kitsch", denominado por Abraham Moles como "arte de la felicidad", es resultado de una cultura consumidora donde fetichismo y esteticismo diluyen la originalidad del objeto para el consumo masivo. Gustavo interviene en algunas imágenes con delicadeza presentándolas como sutiles relieves o siluetas, dejando otras en la misma presentación fotográfica del modelo. Las tarjetas de invitación de las dos exposiciones aparecen diferenciadas en color azul para Gustavo y en rosa para Claudia, evocación de los roles que la sociedad dirige como apariencia aprendida.
Claudia Cuevas "Mandala"
Y algo de esa actitud "kitsch" se rastrea, igualmente, en la obra de Claudia Cuevas. Hay una ingenuidad y delicadeza en el color con la utilización de las figuras -una vez más la relación con el objeto-, realizados con la técnica de masilla de sal empleada para realizar muñecos en el Kinder y que sugiere creaciones de Jeff Koons. Flores, estrellas, corazones, ositos y casitas construidos desde moldes se agrupan ordenadamente sobre la pared en imágenes circulares concéntricas a modo de mandalas. El mandala es un diagrama simbólico usado en ritos sagrados hinduistas y budistas como instrumento de meditación y encontrado también en otras culturas como las de los indios americanos. Es una representación del universo como colección de puntos de fuerzas universales que sirven para entrar mentalmente hacia su centro siendo guiado así a través del proceso cósmico de desintegración y reintegración. Representan fuerzas espirituales que operan en nuestras vidas.
Claudia Cuevas "Mandala"
Es una vuelta a la apreciación del lenguaje simbólico, muestra del "ethos" barroco, donde se empleaba para remitir al espectador hacia realidades de la doctrina católica. Aquí aparece, con Claudia Cuevas, desprovisto de ese ritual y significación, aunque no deja de ofrecer una beneficiosa meditación espiritual cuando sistemáticamente tuvo que construir cada una de estas piezas y colocarlas concéntricamente. La apropiación de esta forma simbólica, revela, así mismo, el juego alegórico de la imagen con su resignificación en un nuevo contexto de intención artística.

Tres exposiciones que en su conjunto abordan la problemática de la apariencia dentro del Ethos neobarroco en la cultura contemporánea.