Mito y metáfora en Carlos Luna

Ramón Almela. Doctor en Artes Visuales

Carlos Luna "El compromiso" 2000
En el Museo Poblano de Arte Virreinal (4 Norte, 203 Centro Histórico. Puebla) tiene lugar una magna exposición de la obra de Carlos Luna "Paso a paso" que abarca desde piezas pictóricas de 1997 a dibujos, esculturas y talaveras proporcionando una mirada retrospectiva a su reciente creación. Carlos es un creador de la nueva generación de artistas cubanos que no conocieron la Cuba de antes de la revolución y que crecieron inmersos en el espíritu ideológico de Fidel Castro, pero que siempre supo mantener erguido el estandarte de la individualidad y criterio propio. Se graduó en el Instituto Superior de Arte de la Habana y mantiene una característica común con otros artistas de su generación: Creación de imágenes de la vida cotidiana con detalles autobiográficos y narrativos que son a la vez profundamente universales.
Carlos Luna "El deportivo" 1997
Desde 1991 se ha difundido entre Mexico y USA. Sin duda alguna la cultura mejicana ha ejercido su influencia en él, pero su producción pictórica brota de lo mitológico y de la naturaleza utilizando el lenguaje primitivo embebido de las tradiciones afrocubanas. Como ejemplo, una de las figuras que se extiende por todos los rincones de sus obras es una mascara mirona. Se trata de "Elegguá" una divinidad de la religión yoruba que es intermediaria entre los hombres y la naturaleza. O como hace en otros temas, la imagen del rapto de Europa es utilizada de manera peculiar.
Gino Severini "Expansión de la luz" 1912
Las ideas germinan en la mente de Carlos y frenéticamente boceta en cuadernos dibujos que se convierten en su diario figurativo donde se recrea construyendo ese anedotario de escenas donde la mujer sensual, el guajiro con sombrero, el gallo, el toro, el caballo modulan un discurso originados en los recuerdos de la infancia. El gallo, por ejemplo, que protagoniza su obra, se conecta con las vivencias de pequeño en las peleas de gallos que presenciaba con su familia. La teatralización de las escenas procede del tinglado de marionetas que acostumbraba a contemplar cotidianamente en la instrucción de la niñez con apariencia de aleccionamiento social. Lo reutiliza para ejercer una crítica. Todos los personajes se desplazan en un escenario bajo un sistema de denotación óptica que se aleja del intento de perspectiva. Es consciente del sistema de representación elegido en la descomposición y frontalidad de los personajes y que encaja en las teorías pictóricas modernas desarrolladas desde el cubismo analítico de Picasso y Braque. Varios artistas han construido su obra en esa mezcla de puntillismo dentro de un ordenamiento geométrico fragmentado, entre ellos Johannes Itten, Gino Severini y Fernand Leger entre 1912 y 1916. En la factura pictórica de Carlos Luna existe un indudable parentesco formal con este lenguaje plástico, pero que ha robustecido y personalizado revistiéndolo nítidamente del juego metafórico y simbólico. El sentido de teatro que sutenta sus presentaciones viene reafirmado por el mismo diseño de los marcos. Sus obras son concebidas con el marco. Él mismo instruye al carpintero y cada obra surge del estudio como conjunción de marco e imagen.
Fernand Leger "Tres mujeres" 1921
Mucho se ha escrito acerca de Carlos Luna profundizando sobre su estrategia icónica y su obra pictórica. Habría que señalar el estupendo ensayo de Jaime Moreno Villarreal "Carlos Luna. El artista como es", que es uno de los artículos que introduce el catálogo de la exposición. Gerardo Ramos Brito en la presentación de la muestra lo designaba como "un artista intenso que provoca". Carlos Luna es un pintor joven que ha sabido fraguar su fama y su posición con calidad pictórica, acierto social y marketing apropiado. Una figura tan amada como odiada en el panorama poblano. Desdeñado por su individualismo y seguridad, quizás altaneria guajira que choca en el teatro de hipocresía y formalidades barrocas de Puebla. Con fuertes nexos en el circuito comercial de Miami, Chicago y New York no necesita plegarse a estupideces y envidias en el mercado poblano. A fin de cuentas, su obra es buscada y la sociedad poblana adinerada sabe apreciar el nivel artístico que les ofrece: Ese mundo mítico y metafórico personal que en un despliegue narrativo elabora en cada cuadro.
Carlos Luna "El rapto de Cuba" 2000
Como Herbert Read afirmaba "La imagen precede siempre a la idea en el desarrollo de la conciencia humana". La expresión gráfica es el recurso para comunicar las ideas. La metáfora es la articulación de la mente humana para construir imágenes mentales o concretas y que según Roland Barthes es un retorno a la capacidad mítica de los primitivos y el mito, que es un modo de significación, una forma. El mito tiene una característica: transforma un significado en forma. Que en la obra de Carlos se hace cuerpo en varios personajes como la metáfora mítica del gallo. Con la pintura de Carlos Luna se reivindica el elemento comunicativo metafórico, es un volver a dar valor al mito. Dar un valor de realidad efectiva a aquello que para muchos se queda sólo en fábula e invención. Y como señala Sussanne Langer apuntando sobre la tentativa de volver a hacer del elemento simbólico una de las constantes más importantes del arte, en la obra de Carlos se fomenta la posibilidad de condensar en imágenes, en simbolizar sentimientos no deteniéndose en las impresiones sensibles impulsando las ideas en símbolos.
Carlos Luna "A la que me lo pida se lo doy" 2001
Carlos Luna entra en contacto con su ego en la metáfora del gallo. Representa al arquetipo de la afirmada y preeminente masculinidad. La totalidad erótica se manifiesta y es simbolizada a través de diversas figuras permitiéndole desplegar su inconsciente, sus miedos, sus obsesiones y su razón de ser. Su obra desempeña la función de sublimación de las experiencias internas del artista.
Carlos Luna "Voy echando" 2001
Pero, ¿Cuáles son los aciertos y los desaciertos de Carlos Luna? Sus aportaciones se centran en cómo ha llegado a forjar un microcosmos personal y significativo donde manejar vivencias y pensamientos, simbolismos arropados bajo una estructura pictórica de calidad. Ha podido construir una gramática con la que puede hablar de sus pasiones, de sus anécdotas, y de las impresiones más universales como el reciente ataque a las torres gemelas de New York. En su proceso-progreso plástico se hace evidente el alejamiento del puntillismo de la pincelada en las imágenes de óleo persiguiendo en la última producción una superficie texturizada de mayor densidad, al tiempo que el fondo de sus obras comienza a tomar mayor protagonismo que antes frente a la figura. Pero se observa un pintor plegado a su ambición que le resta capacidad de vuelo creativo. Es el precio que se paga por la fama y el prestigio que encadena y obliga. Produciendo sin cesar cae en la artesanía de su propia obra. Inteligente como es, espero que sabrá advertir la trampa mercantil en la que la pintura cae al servicio de la comercialización de la creación.