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Una mesa redonda con el fin de poner en común los puntos de vista entre pintores sobre qué es la pintura en el arte contemporáneo se llevó a cabo en la Galería de Arte Contemporáneo y Diseño en donde se presentó, también, el catálogo de la exposición "Seis Miradas".
Un comentario respecto al diseño de este catálogo. La organización estructural del diseño ha de responder a una idea integral y no a la conjunción estilística de sus componentes. Ese trasfondo con espíritu neoplasticista en varias páginas donde se aloja el currículum de cada artista resulta con demasiado énfasis para la presentación de la imagen de la obra a la derecha de cada uno de ellos. Además, los cambios de tipografía en los textos que lo acompañan no facilitan la lectura y no se corresponden con una jerarquía en la distribución de los párrafos. Convendría enfocar la preparación del catálogo de una muestra con adecuado equilibrio donde no se sobreponga el deseo de aparecer transgresor en el diseño sobre el fin mismo del catálogo.
"La pintura no es una imagen, la pintura es la pintura" así afirmaba su postura Miguel Ángel Alamilla haciéndose partícipe de una actitud anti-intelectual enfatizando el componente vivencial del creador y espectador. Pero con ello no aporta una descripción constructiva en absoluto. Se remite a una divagación en pos de mantener los elementos conservadores de la pintura. Comienza adosando una negación a la definición; no puedes aclarar lo que una cosa es simplemente diciendo lo que no es. Y después tropieza con la regla básica que lo definido no debe entrar en la definición; no puedes definir pintura diciendo que es pintura. Sus aportaciones se limitaron a valorar el componente visual-sensitivo de la pintura y denigrar la incorporación de las nuevas tecnologías, ya que "la pintura nos sigue sorprendiendo como tal sin la necesidad de incluir en ella tecnologías muy modernas" oponiéndose a los que tras la crítica, análisis o como espectadores esperan ver en una tela lo que los recursos multimedia nos aportan.
Las afirmaciones por parte de Martín Peregrina y Daniel Lara respecto que la pintura había muerto provocó la defensa de la misma por parte de Marco Antonio Velázquez. Se mostraba partidario de creer que la pintura no había muerto, pues cada artista busca los medios y técnicas para expresar lo que siente. Esta creencia que la pintura estaba viva, es decir, que no había muerto fue respaldada por el público en varias intervenciones.
La dicotomía se estableció erróneamente en torno a si la pintura había muerto o estaba viva. Gerardo Ramos Brito apuntó muy bien desde el público que estábamos hablando de ella y no asistiendo a su entierro. Yo apunté en mi intervención en la mesa redonda que la pintura había acabado un ciclo y que no tenía sentido seguir haciendo cierto tipo de pintura. No nos estábamos refiriendo a la muerte de la pintura. En esto coincidíamos aquellos que se inclinaban por una reflexión más filosófica del arte. Hablábamos del fin de la Pintura. La pintura habría alcanzado el fin de una etapa y ya no podía responder a los mismos criterios de antes. Octavio Paz escribía: "Hoy...el arte moderno está comenzando a perder sus poderes de negación. Por varios años ya sus rechazos han sido rituales repetitivos: La rebelión se ha vuelto procedimiento, la crítica en retórica, la transgresión en ceremonia. La negación ya no es creativa. No estoy diciendo que estamos viviendo el fin del arte: estamos viviendo el fin de la idea de arte moderno." (Niños del fango: Poesía moderna desde el romanticismo a la vanguardia)
Entonces, abordar la pintura bajo los mismos presupuestos establecidos sería erróneo. "Esa" es la pintura que había muerto. La persecución de la imagen que desde el Renacimiento se había centrado en la referencia significativo-visual, paulatinamente se deslizó con el advenimiento del Impresionismo hacia la valorización de los esquemas objetuales de la pintura. La pintura comenzó a enfatizar los propios elementos de su expresión y a someter los contenidos referenciales a los componentes que hacen de la pintura la pintura; léase: la forma, el color, y la textura, constriñendo el ámbito comunicativo de la pintura a la conjugación de estos elementos formales. El encadenamiento de propuestas reductivas de estos mismos fue llevando la pintura hasta los esquemas minimalistas que reducían los elementos de las mismas hasta su mínima expresión alcanzando los planteamientos de Robert Rauschenberg con la presentación de los lienzos en blanco (White Painting) y Ad-Reindhart con las pinturas negras como desarrollo congruente de esa narrativa. Con ello terminó la etapa en la que la pintura se regía solamente por un encadenamiento de búsqueda expansiva de esos parámetros conceptuales o criterios teóricos.
Entonces, no se estaba hablando de la "muerte de la pintura" de un modo exclusivista y estrecho, sino de una transformación del rol de la pintura y de las fuerzas que la conducen. Acabó un ciclo y la misión adjudicada de ser el vehículo de cambio en la Historia del Arte.
Y así mismo no se perfiló en la mesa redonda las coordenadas de la pintura en la actualidad contemporánea. Se optó más bien halagar la exposición actual de pintura en la Galería. Pero no apareció la actitud crítica correspondiente a un análisis de la esencia de la pintura hoy, y cómo respondía la exposición "Seis Miradas" a la misma. Finalmente se dejó claro que la muestra y, por lo tanto, los pintores expuestos no pretendían ser un panorama de la actualidad pictórica poblana; tan sólo una agrupación de pintores que Michael Dalla, como curador, había decidido mostrar y que poseían una calidad. Pero ¿en dónde queda entonces la reflexión sobre qué es pintar hoy y a la que esta exposición pudiera contribuir? ¿A qué diálogo responde esta muestra en el panorama de actualidad contemporánea de la pintura? ¿Es esta pintura expuesta consecuente con su momento actual, con su entorno? (Como apuntó Jaime Contreras en la mesa redonda desde el público)
El hecho de que todos los pintores elegidos para la muestra "Seis Miradas" se expresen dentro de los límites conservadores de la pintura, realizada con óleo o acrílico sobre lienzo en un formato bidimensional, y con ciertas trazas de informalismo abstracto en general, está reduciendo la visión del concepto que la pintura ha alcanzado en el discurso cultural del arte contemporáneo, y que varios integrantes de la mesa redonda apuntaron: se deslindan los límites de la pintura con otros géneros, y se extienden las estrategias de representación.
Por lo tanto se hace preciso un replanteamiento de la definición de la pintura. Hay que dejar de lado a aquellos que tan sólo nos responden que la pintura es la pintura, y punto. Si eso les satisface para su horizonte creativo, pues que se contenten con ello. Del mismo modo que habrá que esquivar a los que niegan que pueda hablarse de géneros en la producción artística del arte contemporáneo.
Creo que podemos asumir el papel de filósofos desde nuestra actividad de artistas. Hay que recuperar el papel perdido de la pintura como método subversivo. La pintura ha pasado de ser un método que podía hacer añicos ideas convencionales a ser algo convencional, convirtiéndose en cómplice de lo establecido. Esa es nuestra prerrogativa en un mundo confuso y de duda; vivimos una fase de escepticismo y como resultado, la práctica del arte está inevitablemente imposibilitada por el ausencia de creencias. Será nuestra apreciación como filósofos y pensadores del arte desde nuestra propia disciplina artística (especifiquemos que el pensamiento es arte) que podremos otorgar una iluminación a la situación de la pintura en la actualidad. Ahora que la pintura no responde a un criterio único formalista y no está sometida por la Historia, y tiene a su disposición todos los conceptos, elementos estilísticos y materiales para su ejecución, resta la labor de responder a ¿Cómo esta Pintura puede jugar un rol en un mundo de vastas posibilidades abiertas por la nueva situación del arte contemporáneo? ¿Dónde acaba o comienza su definición formal? ¿A qué estrategias representativas puede reducirse la actuación simbólica de la pintura? ¿Cómo puede revelar la ironía congruente con un comportamiento consciente de ello en estos días?
Preguntas que son muestra de una inquietud a las que la mesa redonda sólo apuntó sin explorar convenientemente. Será preciso otra reunión donde los participantes -con verdadero ánimo de pensar y filosofar- debatan cuál es la realidad de la Pintura en el Arte Contemporáneo y su panorama en la actualidad de Puebla. Queda de tarea.
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