La Pictotridimensión,

entre la pintura y la escultura

Ramón Almela. Doctor en Artes Visuales

Ramón Almela. "Diálogos con el pasado". Madera, barniz, perchas, cuerdas y sacos. 274x114cm. 2000
La exposición "esencia y construcción" que el próximo Jueves 7 de Septiembre se inaugura en CAHOSS, Centro de Arte Hotel San Sebastián (9 Oriente, 6 Centro Histórico, Puebla) presenta una indagación en el ambiguo terreno entre la pintura y la escultura. Sin situarse exclusivamente en ninguna de ellas, Ramón Almela desarrolla sus obras dentro del lenguaje de la Pictotridimensión.

Hay que anotar con respecto a estas obras que no deberían llamarse por el término en uso de "Arte objeto", denominación muy utilizada en América Latina refiriéndose al tipo de obras en el que un objeto de consumo o pieza real de función distinta a la estética es intervenido o incluido dentro de la obra; esto es también conocido como "Assemblage" (ensamblaje) No quedan bien marcadas las propiedades y características de estas obras con el término de "Arte objeto". Se viene utilizando extensamente, sin embargo, este nombre para referirse a la creación pictotridimensional donde el objeto no está incluido en su expresión estilística. Puede objetarse que se trata más bien de la referencia a la actitud semántica de objetualización de la obra de arte. En este caso, el arte objeto podría abarcar tanto la pintura, la escultura, las expresiones ambiguas entre ambas, y la instalación. En definitiva, "Arte objeto" no es el apropiado término para referirse a la esencia de este tipo de obras que se emplazan entre los géneros de la pintura y la escultura y no hacen uso de objetos.

Existen unas obras que navegan por sus características y definición entre la pintura y la escultura, manteniéndose al margen de consideraciones de tipo estilístico. Estas obras reclaman desde el punto de vista teórico del arte ser consideradas pinturas y esculturas a la vez. Comparten elementos esenciales que entran bajo el dominio del campo pictórico o del escultórico. El elemento tridimensional y el manifiesto tratamiento del soporte como objeto, evidencias escultóricas, predominan en todas las obras. Al mismo tiempo, aparecen en estas obras características de frontalidad visual y coloración propias de lo pictórico.

La Pictotridimensión crea un intenso contrapunto entre la dinamicidad de la apertura tridimensional y el estatismo figurado del plano pictórico de soporte. De aquí, la especial experiencia perceptiva y creadora (en la realización) por la cual adquiere su entidad individual frente a la pintura y la escultura.

Su característica fisonómica no se basa solamente en estar constituida por una construcción tridimensional, pues esto la identificaría como escultura. Sino que esta peculiar tridimensionalidad surge singularmente cuando al hecho pictórico se le reviste de objetualidad tangible. La realidad tridimensional de estas obras no proviene de la misma fuente de actitud espacial-ambital y dimensionadora que caracteriza a la escultura.

Todos estos trabajos pueden categorizarse desde su componente objetual que aporta, en el desarrollo de la concepción de la obra, el sentido de concretabilidad material. Esta se imprime en la realidad de la pieza artística, de tres modos tipológicos: extensionalmente, tridimensionalmente y volumétricamente.

Así pues la Pictotridimensión puede ser definida como la creación escultórico-objetual de una obra fundada desde principios pictóricos-visuales.
El término Pictotridimensión surge uniendo los conceptos de lo "Pictórico" y lo "Tridimensional" englobando los medios específicos de la pintura y la escultura, diferenciándose de las mismas y adquiriendo autonomía frente a ellas.

Mi obra plástica desde el año 1985 fue internándose en el terreno de la creación tridimensional sin perder su enfoque pictórico. Utilicé el término "Pictoespacio" para referirme a la serie de obras realizadas en esa etapa. Estas obras aparecían con una fuerte actitud escultórica que por otro lado no dejaba de ser pictórica por sus características de frontalidad y de pigmentaciones cromáticas.

La expansión de esta actitud en la actualidad ha dado lugar a la proliferación de diversos términos descriptivos para denominar lo que unos tratan simplemente como pinturas y otros como esculturas. Resulta paradójico reunir este tipo de obras bajo terminologías que mantienen el status pictórico o escultórico de la misma: "Escultura sobre el muro" "Pintura de tres dimensiones" "Pintura construida"
Ramón Almela. Pautas de crecimiento. Madera y barniz. 256x46x18cm. 2000
"Relieve pictórico" "Pintura de alto relieve"... Cada uno de estos términos distingue distintos aspectos morfológicos de la misma actitud plástica: Concebir y manejar las tres dimensiones dentro de coordenadas pictóricas. Y al mismo tiempo, estos términos implicaban a uno u otro de los géneros tradicionales dentro del nombre utilizado. El término "Pictoespacio" que acuñé y venía utilizando desde el año 1985 para referirme a mis trabajos parecía mostrar más bien el espacio virtual desarrollado en una superficie de dos dimensiones (el espacio pictórico ortodoxo) que la tridimensionalidad dentro de coordenadas pictóricas. Buscando un término que eludiera la identificación primordial con alguno de los géneros tradicionales y que englobara los distintos aspectos morfológicos de esta actitud plástica, opté por fundir los prefijos "PICTO" que remite a los caracteres cromáticos y frontales de estas obras, con la palabra "TRIDIMENSION" por su referencia a la concepción del espacio con elementos tangibles. De esta fusión aparece el término "Pictotridimensión".
Ramón Almela. "Cada nuevo día" Madera, lienzo, acrílico y árbol. 202x192x17 cm
Los precedentes históricos de este género se enmarcan por la evolución de la idea de espacio en la escultura en 1890. Los mayores y revolucionarios avances en el terreno del relieve escultórico fueron llevados a cabo, paradójicamente por pintores. La incorporación del vacío como elemento expresivo autónomo fue uno de los principales factores determinantes en la conquista del espacio picto-escultórico.

Los auténticos inicios se encuentran en los primeros esbozos tridimensionales de estilo cubista de Picasso con su obra "Guitarra" de 1912, construida de placas de metal y alambre, manteniendo la visión cubista del objeto y donde la masa es sustituida por vacío.

Vladimir Tatlin contempló las construcciones en el estudio de Picasso en París que le indujeron al uso de nuevos materiales en sus relieves pictóricos formulando nuevas imágenes regresando a Rusia en 1913. La herencia de los trabajos de Tatlin precipitó a los jóvenes artistas a un diversificado campo de exploración.

El Futurismo y el Constructivismo sentaron las bases del desarrollo de estas ideas. El Dada y el Neoplasticismo aportaron los canales, junto a la influencia del Constructivismo, a través de los cuales, los conceptos pictotridimensionales se extendieron al Estructurismo, en 1957, donde el relieve logra su independencia de la Pintura y la Escultura.

Con el "Assemblage", en 1961, la Pictotridimensión inicia su despegue teórico y material de la pintura y la escultura apoyándose en el uso de los objetos. Diversas tendencias estilísticas como el "Funk Art" y el "Shaped Canvas" (lienzo con forma), en posteriores décadas fueron integrando las cualidades escultóricas del espacio con los sistemas colorísticos, manteniendo la visión frontalizada de lo pictórico expandiendo como resultado el concepto pictotridimensional hasta la fecha en que se encuentra muy diversificado.