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Es de agradecer a la Universidad Iberoamericana y a los patrocinadores el esfuerzo desplegado para organizar un año más la Bienal. Cualquiera que sea nuestro parecer acerca de los resultados y los premios, al menos supone una revitalización a la actividad expositiva en Puebla atrayendo artistas de otro entorno y que termina por ofrecer una reconfortante visión en la multiplicidad de estilos plásticos.
Con una calidad en incremento, la Bienal no ha ganado todavía su estima entre artistas de más arriesgado desarrollo conceptual y matérico. Se aprecia una falta de impulso hacia una presentación artística más transgresora. Los concursos siempre conllevan ese lastre, y los premios son los que marcarán la atención que por parte de auténticos creadores tendrá esta Bienal de cara al futuro.
Hay varios asuntos que al enjuiciar esta Bienal habría que considerar. La elección tanto de los seleccionados como de los premiados se realizó por medio de la imagen fotográfica de la obra, lo cual preveía un cierto desatino en el apropiado juicio de selección. Y en otro aspecto, un detalle a tener en cuenta para la próxima Bienal es la correcta visibilidad de las etiquetas en la presentación de las obras. Está bien diseñarlas discretas para que no destaquen,....pero ¡a alguien en Diseño se le fue la mano con el Corel Draw!.
El tema del Barroco precisaba por parte del Jurado una adecuada justificación, sin embargo no se hizo. Era preciso definir intenciones y elementos de juicio empleados cuando el espectro de un tema se cierne sobre la elección de las obras. ¿Cómo han empleado los personajes del jurado los parámetros morfólogico-sintácticos o simbólicos de la forma de expresión barroca? ¿Cúales han sido éstos? ¿Se contemplaba la actitud neobarroca en la expresión actual que abarca a estilos aparentemente clásicos en su forma? ¿Cuántas obras han sido rechazadas de la exhibición en función del desajuste con el tema, y no necesariamente por la carencia de calidad? Tan sólo nos encontramos con las escuetas afirmaciones de intención de la Bienal por parte del presentador..."Un homenaje al Barroco....¿Cómo se ve el Barroco desde la óptica presente?", y una reseña anecdótica por parte de Mariana Yampolsky, representante del jurado, en la que viene a alabar la apreciación que se hace de lo barroco en el movimento muralista mexicano más allá de la frontera.
Con varias de las conferencias que se llevaron a cabo con motivo de la Bienal se puso de relieve la inoperancia de la actuación conceptual de un miembro del jurado, Montserrat Galí -experta en El Barroco-, para poder abarcar el fenómeno de trangresión de la representación y las estrategias alegóricas actuales en las Artes Plásticas. El tema de lo Barroco se inserta plenamente en los acontecimientos del arte contemporáneo y así debía de interpretarse, pensé, la elección del tema para la Bienal. Una avalancha de elaboraciones ensayísticas contribuyen a pensar la actualidad en términos barrocos (Omar Calabrese, José Luis Brea, Gille Deleuze, ...) De ninguna manera es resucitar las formas del barroco histórico como hasta cierto punto parece haberse entendido en los planteamientos y presentación de la Bienal. Esta Bienal habría sido catalista para el análisis de lo Barroco como transformación postmoderna del espacio de representación. El efecto barroco no consiste en el barroco de las simetrías puras, del bucle infinito, sino como afirma Jose Luis Brea "un barroco delirante, manierizado, aberrante, cuajado de accidentes y anexactitud, abierto en espirales excéntricas". De cualquier manera, muchas de las obras han encajado con las estrategias imperantes que revelan el efecto barroco: Exceso, interrupción, fragmentación, (curiosamente muchas obras de pintura han caído en un mimetismo común de polípticos fragmentando reticularmente la imagen) yuxtaposición, desplazamiento, distorsión y perversión.....o, un efecto donde la forma se arremolina perdiendo su dirección; "Un viento sin norte"...como decía Eugenio d´Ors.
Dejando a un lado la reflexión sobre el torbellino morfólogico-semiótico del efecto barroco actual, hay que pasar a revisión los criterios de premiación que delatan la opinión del jurado. Me adhiero en muchos términos con su elección en los géneros de Escultura, Instalación, Gráfica y Gráfica Digital. Pero al ver algunos de sus premios, este jurado ha parecido más inclinado a considerar obras más apegadas a una estética aprobada y superada, instalándose en un juicio poco útil para afrontar los retos que plantean la nuevas dinámicas artísticas.
Esto se ha visto sobre todo en la elección de los premios para Arte Objeto, Fotografía y en una mención de Pintura. Díganme a qué viene el primer premio de Arte Objeto a algo muy bien hecho como "Odipus Komplex", pero que ha sido extensamente explorado desde las "shadow box constructions" de Joseph Cornell hace 50 años, y a las cuales parece evocar esta obra. O la mención a "Estrategia 1", un altar religioso dispuesto con unas velas.....cuando obras como "Churrigueresco con chocolate y chicles de refresco" de Mirna Manrique con el fondo de la Virgen de Guadalupe, y "Polvo eres y en polvo te convertirás" huacales con un cáliz y una base de vela, interpretan la religiosidad barroca del pueblo de Mexico de un modo contemporáneo. Hasta "Piensa rápido" de Patricia Martinez y Miguel Ortiz, un intrincado enjambre de tubos de cobre -muy mal situado sin un fondo neutro que permitiese la adecuada contemplación de la obra- destila al mismo tiempo espontaneidad y control en su enrevesado espacio que nos impide penetrar.
Otro problema de la Bienal es la confusión en la clasificación de géneros. ¿Se vió el jurado forzado a la aceptación de ciertas obras dentro de los géneros en las que el autor las presentó?. Si bien, ese pudiera ser el criterio acordado,...lo que llega a desencajar es que premien algo que no corresponde al género agrupado. Este es el caso de "Traje mortuorio" de Gabriela León con mención como instalación, que aún siendo una obra de calidad, no corresponde a la definición de Instalación: "? comprende no sólo un grupo de diferenciados objetos de arte que son contemplados como trabajos individuales, sino un completo ensamble o ambiente? (Art Speak, a guide to contemporary ideas. Robert Atkins).
Y cómo no hablar de la premiación fotográfica..., como digo, encaja más en una estética aprobada y superada que antes mencionábamos. A este jurado podría habérsele pasado desapercibido, de haberse presentado, las renombradas fotografías de Cindy Sherman. Nada hay que reprochar respecto a la calidad y técnica fotográfica de las obras premiadas: El Barroco institucional asumido en las imágenes representadas por Jesús Torres en "Apariciones, reflejo de un cielo personal" que le valieron el Primer premio, o la mención para la impecable foto en Blanco y negro "Nosotros somos". En el jurado prevalecieron criterios encasillados que niegan ver el valor predominante de obra artística a una fotografía por ser presentada por un pintor, como ?El gusto de la época (el desayuno de la Infanta)? de Alberto Ibañez. ¡Qué dirían de la escultura de principio de siglo realizada por pintores como Umberto Boccioni, Picasso, Matisse, Gauguin, Henri Laurens...que retaron los conceptos escultóricos tradicionales!. La renovación de la expresión escultórica no vino por parte de escultores; los valores conocidos son siempre más seguros y premiables.
Y dejamos para el final la Pintura, pues un tanto desilusionante ha resultado en general la elección de alguna mención y la presentación de los participantes. Ha brillado la ausencia de atrevimiento y ha abundado el recurso fácil. Algunas obras realmente eran impresentables: "Diversidad Profunda", unas figuras en contraluz con mirada de zombies, que revelan falta de oficio en el trabajo del óleo. Hay obras de postura consecuente con los materiales pictóricos que no han merecido más atención que la otra bien premiada con mención "Maneras de quitarse la camiseta", y me refiero a "Caída libre" de Liz Mariana, "IXMQ" de Mauricio Cervantes con dos vasijas de cerámica sobre la tela, y "Barroco y vacío" de Daniel Lara y las obras de Moisés Díaz como "Paisajes encerrados". Buena mención premiada a Daniel Rubén con "Felicidad citadina...", ? pero es mejor obra resuelta "Leyendas". La elección para una mención a "De padres ausentes, hijos imaginarios" no encaja; ensaya una narración alegórica que se queda enfrascada en los contenidos y se olvida del lenguaje pictórico.
Muchos otros temas quedan por desarrollar en la presentación de esta Bienal, que después de todo es positiva e impulsa la reflexión en la estética contemporánea de la cultura en nuestra ciudad de Puebla. Tan sólo es de esperar que en las próximas ediciones el asunto de los géneros quede resuelto y que el jurado, más que acertar a lo bien hecho, promueva un ánimo de exploración inteligente y atrevido que sembrará mayores expectativas de empuje en el panorama estancado de las artes plásticas en Puebla.
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