Belleza de lo Obsceno. V Salón Independiente de Arte Erótico

Ramón Almela. Doctor en Bellas Artes

El arte erótico en la cultura occidental se difunde con más tolerancia. El erotismo siempre estuvo ahí, pero las convenciones, represiones religioso-culturales y la moral lograron ocultarlo en aras de la decencia. En Abril de este año fue abierta al público, a pesar de la insistente y vociferante protesta de la Iglesia Católica Romana, la "habitación secreta" del Museo Arqueológico Nacional de Nápoles que había permanecido cerrada por 200 años. La habitación alberga una colección de objetos eróticos de Pompeya y Herculano, las ciudades desaparecidas con la erupción del volcán Vesubio. Los objetos encontrados en las excavaciones revelaron qué involucrada estaba la cultura romana en la representación de imágenes sexuales. El material fue mostrado abiertamente al principio, pero en 1819 el heredero al trono Napolitano visitó el museo con su hija y se conmocionó por lo que vio. Ordenó que el material ofensivo fuera encerrado en una habitación. Ahí permaneció oculto al público hasta ahora.
Se expande una tendencia liberadora de las actitudes represivas sobre la identidad sexual. Pero aún permanecen esas ideas en la ortodoxia católica como se puso de manifiesto en varias acciones de censura ocurridas recientemente: Desde la exposición de Gabriela León en la Galería de Arte de la U. Iberoamericana de Puebla a la rotura de imágenes por un diputado del PAN por representar abiertamente un pene.

En las librerías, entre historia, biografías o poesía el erotismo se extiende como una sección habitual autónoma. Decía Paul Valery "Lo que el amor es para el poeta y narrador, el desnudo es para el pintor". El horror al cuerpo desnudo prevalece en la mentalidad contemporánea, pero el arte se encarga de desenmascarar esa opresión. Hace unos meses el intento de Spencer Tunick de retratar fotográficamente grandes grupos humanos desnudos en espacios urbanos fue legalmente bloqueado por el alcalde de Nueva York, incluso llegando a encarcelar al artista que pretendía la foto de 100 personas tumbadas bajo el puente de Williamsburg en Brooklyn. La apelación fue escuchada por el Tribunal Supremo de Estados Unidos concediendo el permiso para realizar tal acción, derribando la censura del alcalde.
La reivindicación de la necesidad de un cambio en la cultura del desnudo continúa. Hace unos días una joven modelo posó desnuda sobre un pedestal frente a una iglesia y a espaldas del Gobierno Municipal de Coyoacán en México DF. Pero con todo, Puebla sigue reticente, hipnotizada en su clericalismo y conservadurismo. Acciones como la efectuada por esta modelo si se hicieran aquí sería tomada por todo el pueblo de Puebla como una ofensa, encarcelada y perseguida por las autoridades por indecencia y alteración del orden público. La sola mención a la SEP del modelo desnudo en el Instituto de Artes Visuales requirió la presencia de los inspectores que clausuraron de inmediato un evento de dibujo abierto al público en el patio central de la escuela.
Bajo estas consideraciones una exposición anual de arte erótico en Puebla tiene que ser llevada a cabo como salón independiente y con entrada restringida. Supone en sí todo un festejo artístico y necesariamente privado para no lidiar con las caducas y anquilosadas mentes conservadoras de la ciudad. Por una noche, Sábado 9 de Diciembre, un total de 23 artistas expusieron una variedad de objetos eróticos entre esculturas, pinturas y fotografías en el estudio de uno de los artistas. Sin censura ni represiones, el cuerpo humano, el copular de los sexos, la voluptuosidad sensual son expresados abiertamente y con las peculiaridades propias del lenguaje artístico de cada uno de los artistas.
Las representaciones eróticas son parte de la obra de casi cada artista. En todas las épocas se ha tratado el tema de lo erótico desde la dialéctica del desnudo. Las imágenes eróticas de la antigüedad destacan en su esfuerzo por la belleza en contra de la fealdad y provocación que se adjudican en las representaciones de
arte moderno. Cada creador tiene su propio teatro erótico, sus deseos, que van de lo sublime a lo perverso. A través de sus obras se puede entrar en ese paisaje erótico donde las preferencias configuran los contrastes de cada artista transgrediendo límites.
La castidad ha sido para el mundo cristiano el modelo de vida. Han sido tan hostiles al sexo que incluso se castraban a sí mismos. El sexo era radicalmente pecaminoso y siempre han perseguido el arte erótico. En su búsqueda de expresión, los artistas del pasado utilizaron ingeniosas estrategias para permitirse volcar con una poderosa expresión su afán sexual y deseos ocultándolos bajo temas de la Biblia, de leyendas y mitologías. Convencionalmente, una pintura de desnudo podría manifestar el más extravagante erotismo siempre y cuando llevaran un título como "El nacimiento de Venus". Las escenas más salvajes y eróticas eran protagonizadas por seres medio humanos medio animales y con ello la élite religiosa y culta permitía ese tipo de representaciones pues eran los únicos que comprendían los mitos representados.
Al menos desde el siglo XVI, la cultura occidental ofrece una larga historia de intentos oficiales por suprimir lo erótico. Los artistas han tenido que enfrentar problemas con la justicia. Christian Schad fue denunciado como depravado, Egon Schiele sufrió 27 días de cárcel, Modigliani, o Gustave Klimt con la sociedad Vienesa a la que se enfrentó y que solucionó su problema artístico transformando la anatomía en ornamento, y el ornamento en anatomía. Los grabados confiscados de Baselitz en 1963. El escándalo de las fotografías de Mapplethorpe en 1990.

Lo erótico es un fenómeno cultural que se manifiesta a través de la pornografía. El erotismo tiene el poder de desmoronar la tiranía del taboo que la sociedad impone para proteger su propia supervivencia. El sexo es un proceso intelectual e imaginativo que cumple una función en la sociedad. Hay poca diferencia entre pornografía y erotismo. La pornografía es el erotismo de la gente de otra clase social, el erotismo de otros es pornografía.
Hay que anotar claramente que el acto creativo es un acto erótico. Adolf Loos en 1908 afirmó: "Todo arte es erótico". El arte es despliegue de los sentidos conectados con los materiales y las obras como símbolos que operan al mismo tiempo como substitutos sexuales y vehículos de proyecciones eróticas. Según Freud el artista trata de dar forma estética a sus fantasías sexuales, imponer un orden al mundo de la sexualidad primitiva que radica como una fuerza en el ser humano. Louis Bourgeois, que realiza esculturas de formas sensuales y metafórico-sexuales reconoce que: "Todos los actos simbólicos tienen algo de voluptuoso, sensual, placentero. Pero, la gente se niega a admitirlo" y Man Ray comenta sobre los desnudos: "...yo he tenido siempre un gran cariño por este tema; en ambas, en mi pintura y en mis fotos. Y he de admitir que no puramente por razones artísticas." Y es que, a través de lo erótico el hombre descubre la totalidad de su naturaleza, su identidad y su lujuria vital.
Las fantasías eróticas que estos artistas se han propuesto evocar han girado este año sobre el tema: "Pelos y señales". Pero una gran parte parece haberse apartado del tema y muchos se han contentado con la la representación de los órganos sexuales o metáforas sexuales. Varios ejemplos aparecen donde el supuesto vello púbico forma parte integrada con la composición como en las obras de Ángela Arziniaga, con unas recreaciones de piezas de lencería donde interseccionan texto y material, Enrique Beggar, que muestra una composición de vaciados de penes reales en plástico, y Blas Guerrero con una fragmentada composición de cubículos, y Teresa Álvarez encerrando sus metáforas en una agrupación de cajas. La fascinación por el pelo deja lugar a las intenciones del artista y ha sido en las piezas que rondan la tridimensionalidad donde los éxitos plásticos fueron más evidentes.
Las piezas de cerámica de Kena poseen un viso infantil que otorga una dimensión perversa a sus representaciones junto a la presentación festiva de los ácidos grabados de José Bayro. Héctor Ruiz llena su espacio con multitud de figuras que juegan con una versatilidad matérica admirable con los conceptos de discriminación en base a las preferencias sexuales. La sutilidad del papel con la iconografía sobrepuesta en dos capas provee un elemento de elegancia a las imágenes repetitivas de vulvas y penes en la obra de José Valderrama. La fotografía con Claudia Romero y Javier González deja la impronta con sus sugerencias y el rastro del cuerpo desnudo, en concordancia con el trabajo de abstracción de Elizabeth Castro con un enérgico trazo gestual negro y los lienzos de Roberto Rugerio con encáusticas. El dibujo y la representación realista son manejados de manera muy peculiares por Martín Peregrina, Antonio Audirac, y Ramón Almela con sus construcciones de madera. Yara Almoina interviene en unas reproducciones resaltando detalles sobrepuestos sobre la velada imagen acertadamente y Everardo Rivera creó interesantes collage de rancio sabor con fotos y dibujos. Gabriela León y Maria Eugenia Jiménez con investigaciones de papel y materiales representando genitales. Baruch Vergara se apropia de su espacio con un juego de interés figurativo y simbólico coherente con su lenguaje y adentrándose en nuevas sugerencias plásticas.
Todas las piezas poseen un matiz de corrección física y presentación plástica de calidad. Las imágenes oscilan entre la mera presentación del desnudo dispuesto al acto sexual, las sugerencias formales evocativas, genitales evidentes y alegorías matéricas y objetuales, advirtiéndose pocas imágenes de parejas entregadas al acto de apareamiento. En resumen una edición interesante y poco ofensiva, de buena calidad, pero en absoluto transgresora o provocativa, preponderando el singularismo personal de lenguajes reconocibles sin ahondar en explicitaciones sensuales o figurativas que resuenen a lo pornográfico.