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Los nuevos profetas de Alberto Ibañez
Ramón Almela. Doctor en Artes Visuales
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"Paraiso perdido (In God we trust)" 2000. Diptico 180 x 240 cm
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Alberto Ibáñez creaba en la superficie pictórica un universo donde la figura humana silueteada comenzó a superponerse sobre el espectáculo de un cosmos onírico que le impulsa en 1998 a dejarse afectar por un objeto cotidiano de juego infantil: un león para montar. Se estableció el vínculo y sus adormiladas imágenes de niñez surgieron irrumpiendo el espacio pictórico: Pinocho, Mickey Mouse, Daniel el travieso, el Pato Donald... comenzaron a aflorar en medio de paisajes y representaciones realizadas con pulcritud y armonía velada de grises verdosos sobre los que una silueta en línea blanca acompaña estableciendo un diálogo activo y significativo que demandan su lectura por parte del espectador.
En la Galería de Arte Contemporáneo y Diseño (12 Norte 607, El Alto, Puebla) -hasta el 16 de Abril- Alberto Ibáñez expone un abundante número de pinturas y esculturas bajo el título "Nuevos Profetas" que abarca desde aquel periodo del 98 hasta sus recientes creaciones. Prolífico e inagotable pintor ha sacado este proyecto adelante exprimiendo las posibilidades planteadas desde la estructura narrativa y plástica reduciendo elementos y sustentando el diálogo del cuadro en cuatro apoyos, el personaje protagonista, el fondo paisajístico u objetual, el contorno lineal sígnico o figurativo, y el título temático de la obra. El contenido y el mensaje aparecen de este modo encriptado solicitando del espectador su interpretación y provocando una múltiple lectura de la obra.
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"Adentro-afuera" 1999. 120 x 140 cm
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Abunda la crítica irónica a la sociedad y una actitud sarcástica en la representación. Hace uso de estos iconos establecidos, se apropia de ellos, para hablarnos de sus preocupaciones y experiencias. Lo que hace unos años apeló a su más profundo "yo" haciendo brotar las imágenes de los personajes vividos en historietas y dibujos animados, ahora se convierte en un componente de su vocabulario con los que articula un discurso plástico coherente, fructífero y provocativo. La continua producción, a la que Alberto se ha visto forzado quizás provoca un resultado un tanto repetitivo, explotando una fórmula de calidad exitosa en la producción de significado, pero del que Alberto es consciente para no dejarse atrapar en una insaciable producción que impide la reflexión. |
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"El espejo" 2000 Talla en madera, poliéster y aserrin 35 x 13.5 x 16 cm
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Uno de los puntos de salida que se atisban en su trabajo está en el orden de la escultura. Aunque con inevitables referencias a Nadin Ospina, que construye cerámicas imitando la escultura precolombina con personajes de comic, o a los selectos materiales de las figuras Kitsch de Jeff Koons, los múltiples de Alberto intentan encontrar su espacio propio a través de la síntesis y el material. Sus piezas, que denomina "Falsos Profetas" constituyen un manifiesto y reflexión en torno a valores, originalidad, interpretación y reproducción cuestionando la función del material y señalando cuestiones de carácter étnico y jerarquía. Las piezas como "El espejo" donde se contraponen a través de un cristal dos versiones de un personaje de materiales distintos, "Morfeo", el enano dormilón de Blanca Nieves, construido con almohadones, y otra que con elementos de ladrillos nos remite al cerdito constructor filósofo son esculturas indicativas de un camino de muchas posibilidades a seguir. |
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"Polonización" 2000. 140 x 180 cm
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Una ineludible apreciación en la obra de Alberto Ibáñez es la influencia de la globalización. Influjo inevitable de un mundo globalizado en el que la circulación de bienes, formas y mercancías trasciende cualquier frontera y entorno geo-bio-político. Así, la creciente globalización del mercado y la producción artística supone la incorporación de los artistas de Sudamérica, Asia y África a la panorámica artística internacional relevante. Esto originó la exploración representativa de artistas provenientes de aquellas geografías. Fenómeno que puede responder por el excesivo culto a la obra de Gabriel Orozco como representante de la actividad contemporánea mexicana cuando la entidad de sus planteamientos objetuales del arte provenía más bien de una asimilación de la cultura reciente americana y europea. Es la natural reacción de los artistas a la influencia globalizadora como lo hicieron los artesanos que representaban la imágenes católicas del barroco asumiendo pero sin perder su idiosincrasia imaginativa dando como resultado una peculiar manera expresiva.
Y es así, el Tercer Mundo cada vez vive más dentro del Primero. El impulso de Alberto Ibañez a utilizar la iconografía infantil del comic americano desde el ratón Mickey a Bart Simpson en su obra revela esta influencia. Disney, Coca-cola, la cinematografía de Holywood expandidas globalmente determinan las conductas visuales del hombre contemporáneo a través de la TV, el cine y los anuncios modificando sus gustos e inclinaciones inconscientemente. Es la actual situación de Globalifóbicos opuestos a globalifílicos. En estos momentos, de un modo u otro, uno no puede substraerse a esta influencia. Y esa generación actual que creció como Alberto Ibáñez en pleno desarrollo de la industria americana del comic y la historieta, no puede por menos que hablar desde esa experiencia vivida aceptándola sin oponerse a ella.
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"Morfeo" 1999. 140 x 180 cm
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No se puede detener la presión económica que se transforma en influencia cultural. ¿Cuál es la respuesta común? Del mismo modo que México no pudo en su momento, a pesar de la riqueza cultural indígena prehispánica, oponerse al empuje Barroco español teniendo que refundir y asimilar su cultura con el invasor. Del mismo modo, tampoco es posible aislarse o distanciarse hoy en día de la invasión icónica y de modos norteamericanos por mucho que se intente. Y mucho más en el caso del artista preocupado y abierto a su actualidad deseoso de resultar congruente con la realidad en que vive.
¿Quién no se ha sentido afectado por las aventuras de Pinocho? ¿Quién no vibró con la tierna historia de Blanca Nieves? La animación cinematográfica y su difusión con objetos utilitarios o libros abarrotan nuestro espacio haciéndose presentes en nuestra vida de niños y de adultos. Son, como Alberto Ibañez describe, los nuevos profetas de nuestra civilización que nos recuerdan de donde venimos y a donde vamos ¿Son estos personajes de cómic ídolos o profetas? En contacto con la producción gráfica a través de revistas y "afectado" por la penetración cultural de costumbres e iconos Alberto Ibañez procede a realizar un análisis de su situación vivencial acercándose a reflexiones en torno al imperio de los personajes creados por Disney que toman presencia simbólica, acompañaron la niñez, y siguen presentes.
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"Morfeo" 2000. Almohadas y seguros 180 x 107 x 117 cm
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Y así su producción artística se orienta hacia una actitud intelectual y afectiva apoyado en estos personajes. Su obra no representa un reto al público popular al establecerse en una encrucijada de culturas desplegando un discurso fragmentado por la disociación "ídoloescultura-pinturarepresentación" que le permite desentrañar recuerdos y comunicar sus experiencias a través de esas imágenes.
Su pintura y escultura no persigue la belleza material estrictamente hablando. Descontextualizando los personajes de viñeta al situarlos en un nuevo espacio, ásperas atmósferas, revistiéndolos de tangibilidad objetual, objetivándolos como emblemas y corporeizándolos se presentan como profetas. Son un reflejo externo de nuestras necesidades internas de deseo, significado y placer. Es decir, presentando a estos personajes en nuestra realidad aparecen como nuevos profetas que, invirtiendo los términos, como Gerardo Ramos señalaba, demandan una cuestión: ¿No seremos nosotros con los que se están divirtiendo esos personajes?
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