Marco Morales. Maestro en Estética (artehoysintesis@yahoo.com.mx)
El curador de ambas exhibiciones, Príamo Lozada, sostiene que "no se trata de que el arte sea intersticial sino que la obra logre crear o abrir un territorio discursivo que posibilite su lectura: Este terreno es justamente un intersticio entre dos o más espacios, una suerte de fisura espacio-temporal." ¿No es cierto que el arte contemporáneo abogue por la multiplicidad de interpretaciones? Se puede estar de acuerdo en que es así, por lo que sorprende que sea justamente ése el concepto en torno al cual se ha creado una exposición cuyas piezas con dificultad dejan ver que sea ése, justamente, su fundamento poético. Parecería suficiente con advertir que se trata de una muestra de obras producidas para Plataforma 06, cosa que se lee en las fichas técnicas de la obra de Arcángel Constantini, Ximena Cuevas, Gilberto Esparza y Alfredo Salomón.
Lo primero que se visualiza al entrar al museo es rigor mortis (objetos encontrados, motores, sistemas neumáticos y secuenciadores electrónicos, 2006) obra de Gilberto Esparza. Se trata de objetos encontrados en la ex-fábrica la Constancia Mexicana, organizados en forma de herradura permitiendo que el espectador pueda recorrer la instalación y, al hacerlo, activar un mecanismo que provoca que diversos objetos se muevan y generen "recorridos visuales y sonoros en todo el espacio para evidenciar un movimiento continuo". Ambos recorridos logran la sensación de una fábrica mecanizada como lo fue la Constancia Mexicana de Puebla
"Spark-un-plug"(2006), instalación de Arcángel
Constantini, que consiste, en palabras del propio Constantini, en "una matriz de trescientas bujías controladas de forma independiente que emitirán energía eléctrica de alto voltaje a un bloque de hielo colocado frente a ellas." Se trata, en otras palabras, de cómo el motor de combustión interna contribuye al calentamiento global.
La única pieza que no fue expuesta en Plataforma 06 es la de Ilían González. Se trata de "Vuelo alfa" (video digital, 4:30mn, 2007). En él vemos una mariposa de neón en distintos escenarios. Lo primero que se visualiza son, como dice el mismo González, "máximas del pensamiento de autoayuda (elaboradas con un productor de entradas para DJs de sonideros)". Si bien es cierto que las imágenes nos remiten indudablemente a la cultura pop. No parece que la propuesta de Ilían Gonzáles sea un ejemplo de lo que él sostiene que subyace a su obra. A saber: Que "las mezclas poco ortodoxas y reuniones de fuentes contradictorias producen híbridos sorprendentes y nuevos ordenes que replantean y refrescan ideologías".
La exposición continúa con dos obras más, "Si la bomba cae" (videoinstalación, 2006) de Ximena Cuevas y "bio-lencia" (instalación telemática, 2006) de Alfredo Salomón. Sin embargo, no sólo se exhiben las obras, también, tal como lo hemos repasado con las palabras de los propios autores, se explican las obras ¿Qué sucede con la posibilidad de la metáfora, el uso de la imaginación, la capacidad de abstracción? Lo que es más, ¿Qué sucede con la capacidad del autor de crear y decir, de proponer, sin necesidad de la explicación, de confiar en él mismo y en el público que asiste al museo?
Hace un par de meses escuche hablar a un conocido crítico de cine, a partir de la narrativa de la película "Honor de caballería", del catalán Albert Serra, cuya trama era intrincada, que las obras que demandaban del espectador actividad "intelectual" eran autores que los respetaban, me parece que es cierto. Aunque debo añadir, que la obra de arte en sí misma debería ofrecer esa posibilidad a que la imaginación y el entendimiento dialoguen a través de ella.
