Saturno en el mundo de los paRRicidas

Marco Morales. Maestro en Estética (artehoysintesis@yahoo.com.mx)

Roberto Cortazar
Plena de buenas intenciones, la exposición de Roberto Cortázar (Chiapas, 1962), Saturno en el mundo de los paRRicidas, que se exhibe en el Museo Amparo hasta el 15 de enero del 2007, da un buen bosquejo de propuesta de exposición, aunque deja al espectador confundido por la falta de claridad de la misma. Lejos de la confusión que causan tantas palabras –por su falta de claridad y correspondencia con la obra expuesta– en los muros de la exposición, así como también en la breve entrevista que funciona como presentación de la misma, es mejor concentrarnos en la obra pictórica.
No es menester de esta columna ocuparse con detenimiento de todos los elementos que resultan imprecisos en relación a la mitología griega y romana. Baste decir que no es lo mismo el mundo romano que el griego, a pesar de la identificación de Cronos con Saturno. Dejando de lado una gran parte de líneas escritas a lo largo de la exposición, que no hacen más que dotarla de un aire fatuo, éstas no se ven reflejadas, al menos no con claridad en la obra mostrada. No se logra comprender, no contundentemente, su presencia. No ayudan al espectador en el recorrido. Sin embargo, la relación guardada entre el mito de Cronos/Saturno y el grupo escultórico griego de los Tiranicidas es suficiente para centrarnos en el parricidio que aparece en el título de la exposición y que resulta
Museografía de entrada a la exposición del Museo Amparo
con la exposición de Roberto Cortázar
conveniente para orientar con claridad al espectador. Éste hace referencia, al menos en la muestra, a la muerte como condición de una especie de renacimiento, de auto-confirmación. Tal como Zeus devorándose a Cronos sirve como liberación, así podemos entender, tal como le interesa al artista, la exposición Saturno en el mundo de los paRRicidas.
Roberto Cortázar en su estudio
A diferencia de otras partes del cuerpo se puede pensar en el rostro como una de las que cuenta con mayor capacidad expresiva. También es el rostro quien nos personifica, no únicamente, pero definitivamente juega un papel importante; Es él la primera manera de identificarnos. Roberto Cortázar parece estar consciente de ambos elementos. Con buena técnica rompe con la figura conjugando el dibujo –la línea – con el volumen, trazos gruesos que se yuxtaponen en dibujos muy bien logrados. Así funcionaría la metáfora del parricidio por el lado de la técnica, esto es, romper con la línea, representada en el dibujo a través de trazos mucho menos delicados. Rompiendo al mismo tiempo con la figura a través de una cierta abstracción. Dos elementos presentes prácticamente en toda la obra expuesta y que nos remite al parricidio: La muerte de uno en pos de otro. Sin embargo, sumergido en el engaño porque el otro está siempre presente. La ausencia siempre manifiesta. Así, en cuadros de gran formato al presenciar,
por ejemplo Harmodio y los Tiranicidas # 19 (2005, 2.5 X 1.8 mts. Punta de plata, punta de plomo, óleo, carbón ybarniz sobre tabla.) Nos percatamos de un rostro que está siendo desdibujado por trazos firmes que se le yuxtaponen para despersonificarlo. Ya no es más quien se encuentra en el plano inferior, no es más él mismo, se ha desdibujado apareciendo ante nosotros de manera diferente: el otro ha muerto. Sin embargo está siempre presente, aún lo podemos ver. Zeus no evito la presencia de su padre, a pesar de haberlo engullido.

La exposición se trata de variaciones sobre el mismo tema. Las antiguas expresiones no han sido eliminadas. Con rostros ora llenos de dolor, ora impasibles, presenciamos las pinturas de Cortázar en esos enormes formatos realizados con precisión. Es clara su pretensión conceptual, no al tenor de aquel arte que no materializaba, antes bien materializándolo, lo tenemos enfrente. La preocupación del artista no es nueva, la claridad lograda con su técnica es algo que debemos apreciar. Sin embargo, las sensaciones emanadas durante el recorrido de la exposición son más bien de indiferencia ante la misma. Es lo que prevalece. Así, a diferencia de la presencia pos mortem de la propuesta conceptual, la exposición ya está desapareciendo de mi mente sin haberlo deseado.
Roberto Cortazar. "Saturno" Foto KINO
Interior del Museo Amparo con la exposición de Roberto Cortázar
Publicado el 25 de Septiembre de 2006