La crítica de arte mexicano contemporáneo

Marco Morales. Maestro en Estética (artehoysintesis@yahoo.com.mx)

Gabriel Orozco. "Mesa de billar"

En el número 50 de la revista La Tempestad (Vol. 8, septiembre-octubre 2006) se encuentra el "Dossier: Arte contemporáneo mexicano: el relevo". La intención del dossier es ofrecer "algunos argumentos para entender" la "repercusión mundial" del arte mexicano contemporáneo. Para ello se pueden leer seis artículos de críticos contemporáneos sobre los cinco artistas seleccionados para tal fin. La intención es de aplaudir el panorama de la difusión y crítica de las artes plásticas en el País. Sin embargo, aunque la mayoría de los artículos cuenta con elementos verdaderamente interesantes, el Dossier no logra su cometido.

Se puede estar de acuerdo en que, actualmente, a diferencia de otro momento de la historia del arte occidental, hay artistas mexicanos que forman parte de la "corriente dominante" del arte contemporáneo. Pero "repercutir mundialmente" es completamente diferente. No existe ningún tipo de indicio en ese sentido. Recientemente ha sido presentado el catálogo de la exposición de Gabriel Orozco en el Museo del Palacio de Bellas Artes, uno de los autores que escriben en dicha publicación, el influyente profesor Benjamín H. D. Buchloh, aseguraba, al preguntar sobre la relación de dicha exposición con México, que el País no era conocido por su "compromiso" con el arte contemporáneo. Estoy de acuerdo, pero lo que sí se puede sostener es que efectivamente existe si la presencia de artistas mexicanos, cada día en mayor número en la esfera de esta "corriente". Basta con revisar Cream 3 (Phaidon press, China 2003), libro que muestra la obra de 100 artistas "emergentes" internacionalmente propuestos por 10 curadores reconocidos mundialmente por su "integra reputación", para darse cuenta de la presencia de artistas mexicanos como José Dávila, Minerva Cuevas, Maruch Sántiz-Gómez e Iñaki Bonillas, entre otros. Así, efectivamente es pertinente la reflexión sobre el Arte Contemporáneo Mexicano, no sobre la repercusión del mismo. En su lugar propondría preguntarse qué sucede en México donde efectivamente presenciamos que cada vez más artistas mexicanos son considerados por críticos y curadores influyentes mundialmente en el espacio del arte contemporáneo. Esto es, ¿Qué sucede en México, si acaso, cuando existen artistas que cuentan con una sensibilidad y gusto consonantes con el occidente desarrollado, concretamente con la "corriente dominante"?

Francis Alÿs.

Sólo el artículo de Patrick Charpenel "El arte en México, hoy" intenta explicar el porqué de esa "repercusión". El autor, que sin lugar a dudas da muestra de su conocimiento de la historia del arte reciente, al menos para los efectos del artículo que escribe, no explica contundentemente el fenómeno al que se avoca, antes bien sus argumentos son débiles y dejan al lector en el mismo lugar donde ya se encontraba. A saber, con la pregunta que el mismo dossier propone. En su lugar nos encontramos con una serie de artículos que critican la obra de Carlos Amorales, Minerva Cuevas, Rafael Lozano-Hemmer, Damián Ortega y Pablo Vargas Lugo. Lo que nos da una muestra que nos permitirá ir infiriendo el estado de la crítica de arte en México y el o los conceptos de crítica de arte existentes. Elementos que en sí mismos son importantes.

Miguel Calderón

Sin demeritar la importancia del esfuerzo, "El arte en México, hoy" resulta un artículo sin contundencia en sus argumentos. A saber, por un lado que el proceso de globalización cuenta ahora con un "giro ético", es decir, la "democratización del espacio artístico" lograda por una serie de eventos relacionados a "la formulación de la equidad entre la producción cultural de América Latina y de Europa", y por otro que esta "reconfiguración sufrió un ajuste significativo a principios de los años 90, con los éxitos profesionales de artistas como el argentino Guillermo Kuitca y el mexicano Gabriel Orozco". Situación que ha sido aprovechada por el talento de los artistas mexicanos que han resistido los embates de -las políticas rígidas del neoliberalismo-. Esto es, el desempeño artístico propiamente. Que es, me parece, el que debería ser privilegiado. Es decir, qué elementos de orden estético, técnico y/o conceptual tienen las obras que han permitido que éstas se inserten en la esfera del arte internacional, formado de público, galerías, críticos y museos. En ese sentido, el autor tampoco explica cuáles podrían ser esos elementos, al menos como se distinguen positivamente las obras de estos artistas del resto de la producción artística mundial y cómo es que esta obra de mexicanos repercute mundialmente.

Carlos Amorales en ARCO 2005
Se ha de decir que resulta paradójico que Patrick Charpenel, que defiende la inclusión, la tolerancia y la democratización contemple como arte exclusivamente aquel propio de un círculo que concibe como arte contemporáneo sólo el que abreva del conceptualismo y/o de las expresiones con mayor presencia en el mundo del arte contemporáneo occidental. Una especie de llamado a la década de los Sesenta. Empero, el arte contemporáneo en general y particularmente el mexicano, por su porosidad no se reduce a esta "corriente dominante". Existen producciones artísticas, que al igual que a las que se hace referencia en el comentado artículo, resisten los embates del mercado de la "corriente dominante" y tendencias globales homogeneizantes y que además coexisten en el mercado internacional del arte contemporáneo y el autor no las menciona. Es paradójico ya que justamente uno de los elementos de esta globalización que democratiza es la coexistencia de la diversidad cultural, misma que, según el autor, ha coadyuvado a esta inserción del arte mexicano contemporáneo. Antes bien parece abogar por una homogeneización del arte reduciéndolo a un solo tipo de expresión. Así mismo, olvida que justamente los nuevos medios y modos de producción han facilitado y acelerado los procesos globales.

Al momento de plantear los elementos que distinguen positivamente la obra de los artistas mexicanos, Charpenel sostiene que la misma "aunque no conforma una célula (...) se diferencia de la generación que le precede [- Francis Alÿs, Santiago Sierra y Teresa Margolles, entre otros-,] por la manera deliberada en que banaliza los valores y recursos utilizados" y lo ejemplifica con la obra en torno al Volkswagen (Cosmic Thing) creada por Damián Ortega.
Damián Ortega "Cosmic Thing"
En "Cosmic Thing" (Cosa cósmica, 2002) se observa un "Volgswagen" desmembrado. Efectivamente hay un proceso de resignificación, no sólo por el desmembramiento sino por su puesta en una galería. Esto podría ser nuevo en México, sin embargo no fuera de él. No podemos olvidar la "Fuente", del señor Mutt (el urinal firmado con el seudónimo de Marcel Duchamp) presentada en ¡1917! Ante esto, la capacidad, como dice el autor, de un "juego semántico de resignificación" no dice nada respecto al "agudo rigor crítico y un gran sentido del humor". Al menos no claramente. Me parece que Patrick Charpenel nos debe una explicación ¿Cómo se distinguen ambas propuestas? Ante la historia del arte, que no es inocua, ¿Qué tan crítico resulta un Volgswagen desmembrado? Y así continua el autor, sin más explicaciones que indiquen, ante el reciclaje de propuestas conceptuales, cómo estas son positivamente distintas de sus antecesoras porque ¿Qué hay de grandioso o crítico en el reconocimiento de nuestra "patética condición"?
Daniel Lezama "Treek sweet"
Sin minimizar la importancia cultural de la política emanada del contexto global, me parece más interesante y vital investigar qué elementos culturales, sensibles u otros han influido o están presentes en el arte mexicano contemporáneo. Y que por un lado hace que coexistan distintas prácticas y que estas, de manera desigual participan en un mercado que sigue su propia lógica y que atiende a una sensibilidad y gusto particular y que se muestra distante, sobre todo por su vertiente conceptual, de un México cuya población universitaria lee menos como adultos que cuando fueron universitarios y menos aún que los lectores cuyo aprendizaje ha sido autodidacta.
David Hinojosa "Stockartist" (http://www.stockartist.net/)
Como he dicho ya, en lugar de avocarse a reflexionar sobre la propuesta del dossier, Carlos Molina, Daniel Garza Usabiaga, Ana Elena Mallet y Jennifer Teets; se dedican a escribir sobra la obra de Minerva Cuevas, Rafael Lozano-Hemmer, Damián Ortega y Pablo Vargas Lugo respectivamente. Aunque se les debería reprochar no haberlo intentado, no es necesario pues llegan a llenar un vacío. A saber, el de la crítica de arte en México. Este esfuerzo es importante porque pocas veces encontramos reunidos no sólo más de un par de artículos sobre arte, sino que los mismos sean serios intentos de crítica de arte. Muestran un conocimiento de la obra de los artistas reseñados así como de teoría del arte. Adicionalmente, como también ya he dicho, nos permiten comenzar a inferir la propuesta de crítica que se ofrece en México. En este sentido, a partir de la muestra ofrecida de este número, se puede coincidir en que la crítica ofrece una descripción formal de la obra de los artistas a los que se aboca. Pero, además, incursionan en aspectos de carácter estético, unos más que otros. Cosa nada mal para quienes, nostálgicos, esperan no sólo cantidad sino calidad y sentido.
Publicado el 10 de Diciembre de 2006