Calma inquieta entre el cielo y la tierra

Ramón Almela. Doctor en Bellas Artes

Kena Enriquez. "Santisima Trinidad"
Dos exposiciones coinciden su presentación en la Casa de la Cultura (5 Oriente, 5. Centro histórico. Puebla): La exposición de becarias del FONCA estatal 1999-2000, Yara Almoina, Teresa Álvarez y Kena Enríquez, con "Calma inquieta" y la exposición "Entre el cielo y la tierra" de Carlos Urdiales.
Carlos Urdiales. "Algunas de noche salen"
No existía una temática o línea de investigación común al inicio de su beca que integrara las investigaciones emprendidas por estas tres artistas. Cada una persiguió una búsqueda específica planteada como proyecto individual. Es tiempo de comprobar cómo ha funcionado el apoyo monetario prestado para la investigación de estas artistas. Su presentación conjunta de debe al apoyo de su creación y no a una similitud de estilo.

En una intención coinciden: la actitud objetual; el uso de los objetos envueltos en una plasticidad significativa. Desde la obra de Yara que se mueve en la bidimensionalidad del papel donde incrusta desde punzantes y amenazantes clavos, hilo y restos de materia orgánica, a Teresa que hace de la caja, con sus puertas y cavidades el mundo intemporal de vestigios y memoria, hasta Kena que con objetos fabricados de barro recrea irónicamente las escultura religiosa católica.
Yara Almoina. "Mirar o ser mirado"
Yara transmite un espacio abierto pero íntimo a partir de elementos insignificantes de por sí, que por su exquisita colocación se transforman en expresión sugerente. Teresa, empleando el modo de construcción comenzado por Joseph Cornell con sus cajas de madera, arma con la recopilación del pasado unos compartimentos estancos que componen una totalidad vital en la que repasa los detalles de una experiencia interior. Y Kena, continuando en su figuración ingenua vertida en cerámica ensamblada con estructuras de hierro, fresca e intensamente audaz, alcanza una interpretación de la artesanía popular que va más allá de una versión individualizada. Con un atrevimiento mordaz deja relucir una crítica a la iconografía católica, semblante de su origen pagano adorador de las representaciones divinas.
Teresa Alvarez
Y en la sala Enrique Martínez presenta Carlos Urdiales una colección de obras sobre papel destacando la profusa abundancia que siempre marca su producción, señal de una constante dedicación a la creación de su obra. Una mirada plástica y reflexión a la condición de nuestro ser como humanos que como ángeles caídos nos encontramos entre el cielo y la tierra. Trabajos realizados en técnica mixta con acrílicos, témpera y tinta. Los rasgos que definen su trazo se encuentran presentes a través del grafismo y el proceso empleado: Una base sugerente de gesto de tinta o color extendido espontáneamente que después es delimitado y contorneado con segmentaciones de superficies cubrientes de color configurando una forma protagonista. Sistemática efectiva con la que se adentra desde una percepción guiada por la sugerencia de los materiales y su sentir del instante en la realidad y acontecimientos que le suceden.
Carlos Urdiales. Mujer acosada
Estas dos exposiciones representan un contraste desde su esencia misma. Las obras de Carlos Urdiales constituyen el "aparecer" con su repetición. Carlos afronta su obra presentándose como sujeto, presentando la visión de su acontecer. Es una exteriorización activa, un "hacia fuera" frente al "hacia adentro" de las tres artistas: Yara, Tere y Kena que se envuelven en actividad exploratoria e interpretativa de sentimientos y vivencias estableciéndose con sus piezas en el "ser". Mientras en Carlos es el aparecer del instante, la verticalidad masculina, en ellas predomina la horizontalidad femenina, como el mismo título bajo el que están reunidas indica "Calma inquieta". En la obra de Carlos predomina esa desbordada actividad productiva, ansioso por absorber el instante fugaz explorando compulsivamente la superficie pictórica y exacerbando la tensión contrapuesta de los espacios representados, mientras en las piezas femeninas prevalece la serenidad y la fusión entre el pasado y el presente, la unidad coherente.
Kena Enriquez. "El Calvario"
En esta inquietud caligráfica Carlos se consolida, se define y remarca con acento y decisión frente al espectador, imponiéndose y ordenando el plano bidimensional. Como contraposición, las tres artistas se muestran en su obra proponiendo, sugiriendo e indagando la profundidad de emociones con sus obras adentrándose en el espacio tridimensional objetual.
Yara Almoina. "El viaje"
Estas dos exposiciones se inclinan a interpretar el tiempo de modo contrapuesto. Sus mismos títulos introductorios nos brindan la clave. Carlos se establece en el instante, se afirma a través de sus cuadros en los instantes, que son los momentos verticales del conjunto de sucesos que suponen las mismas obras. Y, al contrario, las tres artistas conciben su obra como una intemporalidad, una duración horizontal del tiempo. Se afirman, precisamente en la memoria, en el ser.

También la simbolización es afrontada de maneras opuestas. Carlos hace uso de las imágenes en una búsqueda y como excusa de exploración matérico-compositiva. Es una actuación anclada en la superficie textural y el dinamismo formal. Y en el caso de las tres artistas, la comunicación cimenta la exploración simbólica de emociones a través de la simbología de las imágenes.
Carlos Urdiales. En boca cerrada
El reforzamiento opositivo en los planteamientos formales de la obra de Carlos está evidente en todas sus piezas que contrasta con las obras de estas tres artistas en sus búsquedas de equilibrio compensatorio, de disolución de opuestos: Momento y permanencia, pasado y presente, ortodoxia y herejía.
Teresa Alvarez
Estas exposiciones muestran los pasos por los que la plástica poblana se está desarrollando: Pasos maduros de la generación establecida como la de Carlos Urdiales y los pasos inquietos, impacientes y críticos de artistas emergentes como Yara, Tere y Kena.